Debate presupuestario

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
José Cavero Periodista
El compromiso alcanzado con PNV y Coalición Canaria facilitaba al PSOE, desde un principio, el debate de enmiendas a la totalidad, a las seis enmiendas de veto presentadas por PP, CiU, UPyD, BNG, ERC e IU-ICV.
De antemano, el Gobierno y el partido socialista tenían los números finales a su favor y no se veía amenaza alguna, salvo los argumentos que pudieran emplear los correspondientes líderes de esas fuerzas políticas disconformes con los grandes números que, esta vez, se ha encargado de elaborar y defiende la vicepresidenta Elena Salgado. Pero esa garantía de aprobado seguro, no eliminaba los reproches que, de manera constante y coincidente, recibirían el Gobierno y el partido que lo apoya, así como los dos grupos parlamentarios que han decidido darle su apoyo por distintas razones: el blindaje del Concierto Vasco, que supone la equiparación de las normas forales fiscales con las del resto del Estado para que sólo puedan ser recurridas ante el tribunal Constitucional y los aproximadamente diez mil millones de inversión extraordinaria que recibirán las Islas Canarias en los próximos cuatro años, que habrá costado el apoyo de CC. La incógnita inicial estaba en comprobar si esas seis enmiendas a la totalidad podría levantarse, o si el debate no tendría utilidad alguna. A partir de esa seguridad que aporta la aprobación previa, la vicepresidenta tenía ante sí la tarea de negociar las enmiendas parciales y el correspondiente mercadeo que esa negociación de pasillos llevará consigo en los días próximos, hasta el viernes. Los socialistas aspiran a dotar a estos presupuestos de un “barniz de izquierda”, por lo que prestarán especiales atenciones a las propuestas que plantean IU-ICV y ERC. Es probable, que como efecto de esas negociaciones con estos grupos se levante alguna enmienda, y los presupuestos incorporen algunas modificaciones, particularmente en lo relativo a la nueva fiscalidad que el Gobierno propone. No hay duda de que los distintos partidos de la oposición, y particularmente los portavoces de PP y CiU, serán especialmente “agresivos” con las cuentas del Gobierno, de las que opinan que, no sólo no ayudarán a salir de la crisis, sino que incluso dificultarán esa mejoría que algunos ya comienzan a atisbar. Se cree que el portavoz del PP, el presidente Rajoy, como su portavoz económico, Cristóbal Montoro, insistirán en que el crédito sigue sin llegar al sector privado, particularmente pequeñas y medidas empresas y emprendedores autónomos. Y ese estrangulamiento del crédito al sector privado, lastra la actividad económica y hace más vulnerable a nuestro país ante la crisis. El PP también atacará la, a su juicio, falta de credibilidad en el aumento del gasto público, en la subida de los impuestos, en la falta de soporte para cambiar el modelo productivo y en suma, en la ausencia de iniciativas contundentes para afrontar los espectaculares niveles de parados. La oposición a la totalidad de PP y de CiU la da por descontada el PSOE, que se aplicará, en particular, a tratar de convencer a algunos de los grupos menores, particularmente de la izquierda parlamentaria, como IU y ERC, grupos con los que ya se ha avanzado significativamente en algunas de las reformas fiscales: los 400 euros para las rentas más bajas, la mayor fiscalidad para las rentas más altas, la tributación de los futbolistas extranjeros, posibilidad de un mayor control sobre las rentas de quienes confían sus ahorros a las Sicav... Y luego, el capítulo de los recortes del gasto público, que es también asunto en el que aspiran a tener participación todos los partidos, con propósitos más exigentes que los que aporta la vicepresidenta Salgado.