La Solana se divierte a base de ‘tiki-taka’

23/11/2014 - 18:22 R. Martínez

 
Incontestable victoria e incontestable liderato. El Marchamalo está viviendo su particular noviembre dulce encaramado a lo más alto de la clasificación y despachando rivales con pasmosa facilidad. Queda claro que lo sucedido en Toledo la semana pasada fue un accidente, un tropiezo aislado fruto de unas condiciones cambiantes en un campo poco propicio.
La vuelta a La Solana devolvió la sonrisa a la escuadra de Nito Alonso. Y pagó los platos rotos el Villarrubia, que llegaba con la vitola de equipo a tener en cuenta y fama de manejar el balón con afinado criterio. Ni lo uno ni lo otro quedaron reflejados en el verde del coso gallardo. Porque el Marchamalo fue absoluto dominador del encuentro y no dio ni un segundo de respiro a su rival. Desde el mismo comienzo, los marchamaleros se mostraron arrolladores con Dani Cabanillas y Javi Hernández evidenciando su voraz hambre de gol. En ambos casos se toparon con Ruiz Caba, uno de los mejores guardametas del grupo, y sin duda el mejor de los blanquiazules en el enfrentamiento de ayer domingo. Rafa Espada rondaba desde su guarida en el ala izquierda y Manolo no paraba de dar quebraderos de cabeza a los dos centrales.
El 0-0 duró apenas 20 minutos, cuando un robo de Manolo actuando de incógnito acabó con el cuero en los pies de Miguel Pérez, que de primeras alojó el balón en la red con una preciosa rosca que esquivó la estirada del portero visitante. Los ciudarrealeños habían optado por un 4-4-2 para intentar discutir la posesión al conjunto local pero les había salido el tiro por la culata y no paraban de recibir ocasiones de peligro. Prácticamente el único bagaje de los foráneos en el primer tiempo fue un disparo desde la frontal de Parra bien atajado por Serna, por cierto debutante en Tercera División. Poco después de cumplir la media hora, Dani Cabanillas aumentaba la ventaja al rematar un extraordinario servicio de Espada en una falta lateral.
El descanso fue el único consuelo posible para un Villarrubia entregado. Abrió el telón del segundo tiempo la grave lesión de Agus, que tuvo que abandonar el campo en ambulancia y lo que es peor, con fractura de tibia y peroné. Ello terminó de aplacar al conjunto manchego que enseguida recibió la puntilla por mediación de otro golazo, esta vez materializado por Rafa Espada con un disparo seco desde el vértice izquierdo del área.
Se gustaron los gallardos, jugaron a placer pero esa brillantez no estuvo reñida con la intensidad y el sacrificio defensivo. En esas llegó el cuarto tanto, obra de Palencia, el que certificaba la mayor goleada del Marchamalo en Tercera. ¿Se puede pedir más?