La actividad física a partir de los 65 años, fuente de salud

26/05/2015 - 09:00 Alberto Moreno


Ernestina Coello, veterana nadadora, la primera por la izquierda.


El grupo de edad más numeroso en este siglo XXI es el de los mayores de 65 años. En estas personas al tiempo que decae su actividad física diaria, disminuye también su capacidad. Sin embargo, gran parte de este deterioro de puede corregir realizando ejercicio.
El ejercicio y la actividad física mejoran la salud, la capacidad funcional, la calidad de vida y la independencia. Son algunas de las razones por las que una buena parte de la población decide realizar algún tipo de deporte. Para unos, es una rutina adquirida desde la juventud, otros, en cambio llegan a esta actividad física en la edad madura y buena parte ellos, en ambos casos, decide seguir realizando ejercicio después de la jubilación. Cuando llegan esos 60 o 65 años crece el porcentaje de sedentarismo en la población y con ello aumenta el riesgo de enfermedades. El ejercicio físico es recomendable en todas las edades. También en estas, ya que se trata de un pilar básico en la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y porque juega un papel fundamental en la prevención y el tratamiento del declive en la capacidad funcional, que se suele comenzar a manifestar de modo muy significativo a partir de los 60 años.

Afortunadamente la población en edad madura está cada vez más concienciada y se atreve a mirar de cerca el ejercicio físico, es el caso de José Freire. Con 66 años asegura que no puede vivir sin el deporte. “Si lo tengo que dejar me moriría”, afirma de forma contundente. Su pasión por la actividad física comenzó muy temprano. “Desde crío, en el colegio Salesianos, hacíamos todo tipo de deportes. Salí de ahí con una actitud deportiva y no la he perdido nunca, he hecho todo tipo de deportes: bicicleta, atletismo, duatlón, triatlón...”, comenta y afirma con rotundidad que “no quiero parar porque la máquina está engranada de tal manera que me lo pide y no puedo dejarlo”.

Mucho más tarde, a los 45 años, llegó el primer contacto con el deporte de una veterana nadadora. Ernestina Coello, de 71 años, descubre que se acercó a este deporte al sufrir problemas de espalda. “Desde los 20 años tenía unas lumbalgias terribles por hacer un trabajo sentada ya que he sido profesora. Un día, el fisioterapeuta me recomendó la natación y a los 45 aprendí a nadar. Poco a poco comprobé como se fue fortaleciendo la musculatura y desde entonces no he vuelto a tener lumbago, estoy mejor que cuando era joven”, explica y no duda en afirmar que la natación para ella es “como un vicio”. Como cualquier actividad, es muy importante crear rutinas a la hora de hacer deporte. Ernestina disfruta con la natación cuatro días a la semana. “Me va fenomenal para la salud”, insiste y explica que cuando toca piscina “me levanto, desayuno un poco y voy directamente al agua. Acudo a la piscina Huerta de Lara y muchas veces tengo una línea para mí sola. Allí me conocen todos los monitores y me saludan como si fueran mis hijos. Yo no trato de nadar muchos largos, pero sí de realizarlos haciendo muchos estiramientos”.

Si para Ernestina su pasión es la natación, para José Freire es el atletismo. Ha participado en todas las pruebas que el trabajo le permitía. “He hecho muchas carreras, unos 50 al año y he corrido muchos maratones, como el de San Sebastián, Zaragoza, Valencia o Madrid –en el que presume con una sonrisa de satisfacción de una marca de 2:57 que tiene como mejor registro–. Además, he sido campeón provincial. Antes compaginaba mi trabajo con el deporte”. “Ahora, ya no me atrevo con un maratón, pero si con todas la carreras que pueda de cinco o diez kilómetros”, relata y añade que “después del verano quiero estar en mi peso ideal y competir en más pruebas”. José tiene una rutina bastante estricta a la hora de entrenar – “es solo para mantenerme”, explica–, aunque ese entrenamiento se centra en al menos una hora diaria de ejercicio. “Cada día hago mi calentamiento y corro varias series y dedico mucho tiempo a algo que considero muy importante: los estiramientos. Además, es recomendable un control médico y saber también controlar las pulsaciones para bajar el ritmo cuando sea necesario”, dice.

Apoyo familiar
Tanto para José Freire como para Ernestina Coello, en su relación con el deporte es determinante contar con el apoyo de su familia, algo “fundamental”, según el atleta veterano, quien añade que “mi mujer siempre ha ido conmigo a todas las pruebas y también mis hijos. Mi mujer prepara mis dietas y me ayuda mucho, incluso me anima a entrenar. Tengo una compañera que me ha ayudado en todo. Si no hubiera sido por ella, hubiera sido imposible hacer el deporte que he hecho y que sigo haciendo”. Mientras la nadadora avanza que “la familia es importante que te apoye, pero también te tienes que apoyar a ti misma. Si quiero nadar, es lo que yo elijo y así lo decido”. El mensaje que lanzan ambos es claro y contundente: el deporte es fundamental. Ernestina afirma que gracias a la actividad física “te sube la serotonina y las endorfinas y recomiendo hacerlo a todo el mundo a cualquier edad, pero a la nuestra mucho más. Es muy importante el día a día. Tener algo que hacer, tener un aliciente. Con el deporte, en este caso la natación, mejoras muchísimo tu capacidad pulmonar. Además, la cabeza se despeja mucho y te va fenomenal para todo”. Mientras, la recomendación de Freire es contundente: “No quedarse en casa”.

El atleta recuerda que “tengo amigos que salieron de la fábrica donde trabajábamos, con 60 años y han fallecido. Les veía sentados en los bancos de Santo Domingo y esa era su única actividad. Con esa edad hay que convencerse de que se es joven, pero hay que trabajarlo, hay que salir, hacer ejercicio, aunque sea caminar. Yo cuando he dejado el deporte por algún problema, he engordado hasta siete kilos y luego cuesta mucho quitarlos. Recomiendo que aunque tengas un problema, no pares y busques la actividad que puedas hacer”.

La actividad física regular se ha mostrado efectiva también en varias patologías: enfermedades del corazón, hipertensión, obesidad, diabetes, osteoporosis y alteraciones del bienestar psicológico. Es la mejor propuesta para mantenerse sano. A partir de los 65 años, aún queda mucho camino por delante.