La fundación civil, las mesas de convergencia y tantas otras cosas

24/02/2011 - 00:00 Antonio de Miguel Antón

La Inquietud y la preocupación del momento tan comprometido que vivimos hace que surjan movimientos sociales para decir basta ya. El miércoles 16 de febrero, en el hotel Intercontinental de Madrid, Mario Conde presentó la Fundación Civil, una institución que cuenta con cientos de apoyos, independiente de cualquier partido político, carente de finalidad política directa y dirigida a que la sociedad civil ejerza los derechos y el protagonismo que le corresponden. Fue una interesante presentación de la fundación a cargo de Mario Conde, que llegó al acto una hora y media antes de iniciarse con un acercamiento, sentido del humor, naturalidad, espontaneidad y familiaridad digna de admirar.
   Nos habló del nacimiento de la fundación como un sueño personal, nos habló de sus objetivos a perseguir, nos habló de la necesidad de vencer el miedo, de tener convicciones y de participar activamente, pasando de la palabra a la acción. El profesor Merino nos acercó la iniciativa legislativa popular en España, de sus carencias, de su poca efectividad, de lo nula y compleja que es ejecutarla. El sábado 19 del mismo mes, en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid, gente plural y relevante de la izquierda de forma independiente: escritores, periodistas, políticos, profesores, intelectuales, sindicalistas etc, se reunían en una asamblea constituyente para “impulsar un proceso de acercamiento y convergencia de todos los sectores y sensibilidades de la izquierda para ir conformando una respuesta unitaria”.
   Cualquier iniciativa de hacer partícipe activa a la sociedad ha de ser bienvenida. Cualquier propósito de hacer protagonista de su futuro a la sociedad ha de ser bienvenida, cualquier intento de trasparencia, de equidad, de participación, de justicia ha de ser bienvenida. Todas estas iniciativas deberían formar un todo, algo único, un agregado social, un movimiento que defendiese los derechos de la sociedad y buscase a esta como dueña de su propio destino y como principal protagonista. Ojala que las mesas de convergencia, la fundación civil y tantas otras busquen esto, deberían hacerlo y deberían aglutinar no solo a la izquierda para hacer posible otra izquierda. La alternativa no es crear otra izquierda para salir de esta izquierda, no es pensar que otra izquierda es posible, no es conseguir articular otra alternativa política de izquierdas creíble a la sociedad; la alternativa es que la sociedad intervenga y participe de una forma activa, efectiva y real en el proceso de gestión de su país.