La piel del oso USA

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EN PERSPECTIVA
CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE, PERIODISTA
Si un marciano aterrizase estos días en el planeta Tierra, pensaría que el mundo entero elige este martes presidente. El detalle con que estamos siguiendo las citas electorales entre Obama y McCain trasmite esa impresión, y las preferencias hacia el demócrata son tan espectaculares que a veces parece que las elecciones en realidad ya se han celebrado.
O que podríamos ahorrárnoslas. Todo el mundo da prácticamente por hecha la victoria de Obama, y el deseo de que sea él quien gane también es general. Encuestas y opinión pública coinciden. Pero, aunque parezca una obviedad, me parece pertinente recordar que sólo cuando se cierren las urnas sabremos quién ha ganado, y que contra lo que podría pensar nuestro marciano, lo que se elige este martes no es al presidente del mundo, sino sólo al presidente de los Estados Unidos, y no por todos los habitantes del planeta: sólo por los estadounidenses.

La formidable campaña de propaganda y de marketing político que ha venido desarrollando en el último año el equipo del candidato demócrata ha conseguido que Obama llegue al final de la carrera convertido en el paradigma de la felicidad universal. Votad a Obama y se hará la justicia, la paz sucederá a las guerras, la fraternidad a la discordia, y la abundancia al hambre. ¿Y eso cómo se hace? Obama aun no lo ha dicho, pero a Europa no parece importarle.

En Europa la gestión lleva camino de convertirse en lo accesorio y la imagen en lo relevante. ¿Qué es sobre todo Obama? El “anti Bush”. Entre todos los conceptos fetiche positivos que el equipo demócrata ha movilizado a favor de su candidato, el más eficaz es el de “anti Bush”. El todavía presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, ha hundido con sus trágicos errores el prestigio de su país hasta cotas tan bajas que su gestión se ha convertido en el peor lastre de todos los que arrastran la pareja republicana McCain/Palin dentro y fuera de los Estados Unidos.
Los esfuerzos del equipo de McCain por distanciarse de Bush han oscilado de lo cómico a lo patético. Pero Estados Unidos no es Europa, y lo que van a votar este martes es a su nuevo presidente, no librarse de Bush. Dar por hecha la victoria de Obama es lo políticamente correcto a este lado del Atlántico. Pero, aunque sólo sea por higiene democrática: no corramos tanto. En la otra orilla del Atlántico, que es la que va a votar, los analistas aseguran que el voto oculto de la América profunda podría inclinar la balanza a favor de McCain.
No es lo más probable, pero hasta que se cierren las urnas no se puede descartar, y como ocurra, los europeos vamos a tener que improvisar a toda prisa un “plan B”, y McCain será el último en reír...