Wert o no Wert

21/05/2013 - 00:00 Santiago López Castillo

  
  
 
  La grey cuatrera que se pasa la vida en la calle sin estudiar no para de arremeter contra el ministro José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deportes y demás hierbas. Es el objetivo. El que trata de meter en cintura el analfabetismo imperante, los educandos por la cola de Europa, joder, qué tíos, cuanto peor, mejor. Y toda la culpa es del franquismo, referente socorrido de la izquierda para no reconocer los fracasos socialistas de Maragal y Pérez Rubalcaba, entre otros, en primera posición. Conocí a José Ignacio Wert durante la transición. Era un diputado de UCD sesgado a la izquierda, todo un divertimiento; también lo era Paco Fernández Ordóñez que tan así se pasó al PSOE. Y, ahora, Wert se ha convertido en un facha de mierda porque quiere enmendar la plana -ya es tarde, mi friend- a esas comunidades que no saben ni contar con los dedos, la geografía es plana, aplanada, atiplada y los ríos riegan tierras extrañas.
 
  Todo viene por el inmenso error de que se transfiriera la educación y la sanidad, de paso, a las comunidades autónomas, especialmente la catalana y la vasca. Sí llevamos treinta y cinco años de embrutecimiento y aldeanismo. Estamos a la cola del mundo. Y cuando el Gobierno del PP trata de enderezar la ruta hacia el abismo, profesores, estudiantes y padres -a excepción de la Concapa- se manifiestan con actitudes vandálicas. Siempre alentados por una izquierda cerril y sin escrúpulos que ostentan carreras cursadas durante el franquismo, que será lo que fuera pero se enseñaba con conocimiento y se premiaba el esfuerzo y con la lógica disciplina para llegar a buen puerto. Pues nada. Aquí vale todo. Ácratas, indignados, vagos y maleantes.
 
  El caso es acosar al gobierno de derechas. Sin considerar que la enseñanza es un sacerdocio sagrado que hay que venerar casi con fe ciega. Hice mis estudios de bachillerato en un colegio de frailes, los menesianos, originarios franceses, donde el hermano Alonso, no se me olvida, me dio mil cachetes cuando me sacaba al encerado para resolver una regla de tres o una raíz cuadrada. Pero yo iba derecho a las Letras. No me arrepiento de nada, incluso de los castigos. Guardo -si no todos- varios libros del bachillerato al que le seguiría el preu, para acceder, después, a la carrera de Periodismo.
 
  Escuela Oficial de Periodismo, la auténtica sabiduría de la información, y después, casi honorífico, por mi humilde trayectoria licenciado en estas “artes escénicas”, con Juan Carlos Rey de España, por muchos años. (La televisión da mucha notoriedad y amplitud de miras que por fortuna conseguí). Aún me sé las declinaciones y dónde nace el Ebro. PD.- Los padres que secundan las huelgas son los ausentes cuando el 112 trae a sus hijos los fines de semana en coma etílico.