De España no es un país para jubilados

06/12/2013 - 00:00 Pedro Toledo

 
   
  No creo que de vez en cuando, todos hemos pensado en un retiro dorado. En lo que a mí respecta, todo planificado:dejar de trabajar con “cincuenta y muy pocos”, pleno de salud, de libertad y de fogosidad (o eso creo), cobrar una buena indemnización y que me caigan dos o tres mil euros todos los meses. Por la mañana ir por el pan, salir con la bicicleta de carretera, acercarme al gimnasio o a correr. Después de comer, la partidita con los amigos o quizá aquel curso de redes sociales que no pude hacer. Medio invierno esquiando, medio verano viajando. Salir en febrero con un auto-caravana por Europa y volver en octubre. Olvidarme de los atascos de fin de semana cuando voy o vuelvo del pueblo, puesto que saldré un jueves y volveré el lunes a las 12 de la mañana. Y así un largo etcétera, de proyectos y de ilusiones. Proyectos e ilusiones, que todos tenemos.Cada uno con el suyo o con la suya.
 
   Con su proyecto o con su ilusión, porque al fin y al cabo “cauno” es “cauno” y tiene sus “caunas”. Pero estoy por apostarme un caramelo Sacy, que va a ser que no. Que como no me toque la lotería (la de verdad, luego me explico) o como no pegue esto un cambio radical, lo veo difícil. Y lo veo difícil y hablo de la lotería de verdad, porque la de mentira, me da que ya nos tocó. Nos tocó, a todos los españoles (y ahora no hablo de Rajoy ni Zapatero, o quizá si, quien sabe), en especial a los “babyboomers” y me vuelvo a explicar. Nacimos en una época difícil, el tardofranquismo. Tuvimos que estudiar en escuelas todavía sin calefacción y con profesores fumando sin parar. Nos incorporamos al mercado de trabajo cuando más competencia había. Sufrimos el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la ruina de medio país. Y ahora esperamos, que en poco tiempo, terminemos de ver pasar (si no nos ve pasar ella a nosotros) la mayor crisis de este país desde la época de Lope de Vega.
 
  Y con este panorama, cuando llegue la hora de jubilarnos, que será más tarde que pronto. Vamos a ir a echar mano de la hucha, que nos han dicho que había en la Seguridad Social y me temo, que vamos a ver, que no es que esté el cerdito roto, es que su lugar lo que hay es un calcetín raído. Si raído, raído por mor, de una pirámide invertida, en la que cada vez trabaja menos gente. Gente que ha de soportar la carga de más jubilados y con pensiones que deberían ser cada más altas. Aunque me da a mí que la tendencia es a la baja. Baja que no sabemos si terminará en un precipicio, del que solo podrá ser salvado por aquellos pocos, que consigan aportar a algún plan alternativo o en su defecto, tengan un buen calcetín en su casa. Calcetín de lana para el frío y más que bien zurcido, bien blindado, para no caer en la tentación de abrirlo y gastarlo. Que la fuerza os acompañe..