Industria agrícola

10/01/2014 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

No es este título un oxímoron ni una figura retórica para atraer lectores, sino una realidad sociopolítica que en nuestra provincia tiene plena actualidad por el reciente acuerdo de varios ayuntamientos con la Junta de Comunidades para impulsar el Mapa de Suelo Industrial de Guadalajara. Quiere esto decir que esos municipios van a desprenderse, en total, de más de cinco millones de metros cuadrados de terreno agrícola para ofrecerlos como suelo industrial ¿Supone eso una traición al campo, siendo, como lo son casi todos de floreciente agricultura? En todo caso sería una traición casi tradicional, valga la redundancia, que viene de largo, pues casi todos esos trece ayuntamientos, en su mayoría de la Vega del Henares, hace tiempo que restaron suelo agrícola para instalar, con muy diversa suerte, industrias, por lo que habría que sumar a esos recientes cinco millones de tierra agrícola quizá un millón más ocupado por fábricas ya en funcionamiento. ¿Puede llamarse enfrentamiento a ese incesante avance de la industria a costa del campo? En todo caso es un fenómeno que comenzó a finales del siglo XVII en el Reino Unido y que fue aceptado como bueno por los agricultores puesto que no ha dejado de crecer desde entonces en Europa y EE.UU. en los dos siglos siguientes, a pesar de los conflictos laborales que crea en principio. No hay más que observar lo que ha ocurrido en nuestra provincia a partir de la emigración del campesinado a la ciudad.Ha mejorado el nivel de vida de los que emigraron, aunque la crisis y el subsiguiente paro lo han frustrado, y han mejorado también los pueblos, cuyo aspecto urbano en nada recuerda el que tenían en los años setenta. Además de que el Producto Nacional Bruto se elevó. Hoy pocos lamentan haber abandonado el campo para trabajar en la industria, a pesar de los desajustes del principio para adaptarse a otro ambiente y a un distinto ritmo de vida. Se considera país industrializado aquel en que la producción industrial supera a la agrícola en el Producto Interior Bruto. En nuestra provincia tenemos a nivel local claros ejemplos de esa evolución. Ahí están Azuqueca y otros pueblos del corredor del Henares, inmediatamente detrás de la capital en población. Hace unos cincuenta años eran poco más que aldeas y ahora tienen, con gran lógica, ínfulas de ciudad. Está demostrado que aunque el suelo agrícola disminuya ligeramente, las industrias lo compensan de sobra.