Adiós a Suárez

28/03/2014 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

La televisión estaba encendida y un hombre hablaba. Yo estaba sentado delante observándole en medio del silencio solo roto por el comentario de alguien que dijo que se le notaba que había pasado la noche llorando y sin dormir. Yo tenía nueve años recién cumplidos y no sabía ni entendía lo que estaba ocurriendo. El primer presidente de la incipiente democracia anunciaba su dimisión al pueblo español. Aquel hito histórico es mi primer recuerdo político. Poco después tampoco sabía lo que pasaba cuando en esa misma pantalla de la televisión pegaban tiros y en casa todos estaban serios. Se vivían los momentos más tensos de lo que sería la transición política. Aquellas imágenes han vuelto estos días al recuerdo colectivo por la muerte de ese hombre triste, que ha resultado ser el personaje más relevante de la historia contemporánea de España, junto al Rey, don Juan Carlos.
Final feliz para Adolfo Suárez que ha terminado sus días rodeado del amor de su familia, del cariño y agradecimiento del pueblo al que sirvió con gran entrega y con el reconocimiento de la clase política en pleno que ha alcanzado el consenso a la hora de valorar su vida y obra. Suárez, tras recibir todos los honores posibles en sus honras fúnebres, se convierte en icono para una sociedad falta de referentes. Tres días de luto oficial en todo el país, suspensión de casi todos los actos públicos programados, como expresión de respeto y dolor, banderas a media asta en todo lugar donde ondea alguna, minutos de silencio, comunicados de condolencia y aplauso a sus méritos por doquier, la imagen de los cuatro presidentes de la democracia y del Rey homenajeándole ante su féretro, miles y miles de personas guardando largas filas durante horas en el Congreso para decirle adiós y la emoción de una familia triste por la pena de despedirse de un padre y abuelo ejemplar que sufrió dolorosos momentos familiares. Adolfo Suárez, que fue profeta en su tierra y en todo su país, es hoy reconocido dentro y fuera de España como un gran demócrata, el político que condujo la nave en los momentos de mayor zozobra. Ha sido necesario el paso de los años para que después de muchas ingratitudes y traiciones tenga el sitio que le corresponde en la memoria colectiva. Para siempre será recordado porque es historia pura.