Nada ha cambiado

03/04/2014 - 23:00 Jesús Fernández

Los acontecimientos acaecidos en el Este de Europa durante las últimas semanas nos indican que nada ha cambiado en los totalitarismos y ambiciones políticas de esos gobiernos y naciones. En vez de miradas y lamentaciones históricas hacia atrás, conviene advertir, a las generaciones venideras, lo que les espera. El siglo XX fue escenarios de diferentes dictaduras, nacionalismos, fascismos totalitarios, cuya aspiración fundamental consistía en la ocupación de territorios, invasión de fronteras, anexión por la fuerza de países y enclaves limítrofes.
En esas seguimos. Las imágenes de estos días consistentes en tanques patrullando las calles de las ciudades, soldados armados controlando a la población, armas apuntando y amenazando a la multitud civil y pacífica, ejércitos enfrentados, maniobras navales intimidatorias, hostigando y provocando al enemigo. En definitiva, escenas propias de vísperas de una guerra y de confrontación armada en el corazón de la vieja Europa.
Nos reafirmamos en la convicción de que nada ha cambiado. ¿En que se diferencian las imágenes contempladas estos días, de la ocupación del territorio de los “sudetes” (septiembre de 1938) por razones linguísticas y de raza, de la invasión de Etiopía (1936), de la anexión de Albania (1939) o de Austria (Anschluss, marzo de 1938), de la irrupción en Polonia la noche del uno de septiembre de l939 y su reparto y la toma de Danzig, de la entrada de las tropas en Budapest (1956) de la ocupación de las calles de Praga el 23 de agoto de 1968 por soldados y tanques. El afán imperialista de los regímenes totalitarios de uno y otro signo parecía no haber variado.
Pero mientras los países democráticos de la Europa occidental, inspirados en el humanismo cristiano, han logrado un pacto y consenso que ha cristalizado en una Unión económica, política y social con las tres libertades conocidas de libre tránsito de personas, de capitales y de mercancías, la sovietización del Este de Europa ha continuado en el tiempo y en la forma. Primero fue la implantación de un gobierno comunista directo en países satélites, después fue la ayuda a los partidos comunistas hermanos en ellos, más tarde el pacto militar y la aplicación de la teoría de la soberanía limitada.
¿Dónde están los miembros de los partidos marxistas y comunistas de occidente que contemplaron y sobrevivieron a la vergüenza de la caída del Muro de Berlín la noche del 9. XI. 1989? Lo mismo se puede decir y pedir a los partidos socialdemócratas, agitadores de la calle por otros motivos menos urgentes y graves. Proclaman su pacifismo y antimilitarismo pero permanecen impávidos ante tanta exhibición de poderío y fuerza militar para intimidar y provocar la adhesión de regiones independientes hacia sus postulados. Permanecen en silencio ante tanta violación de soberanía y de fronteras, practicando el principio totalitario de socorrer a los nuestros (lo mismo hizo Hitler en la aludida anexión de Austria, su tierra natal), atropellos de derechos y de libertades, apropiándose y robando legitimidades, poniendo y deponiendo gobiernos por la fuerza a su antojo y conveniencia. No entienden el sentido de la palabra democracia. Que alguien se los explique porque así nada va a cambiar en esas culturas.