Barbatona

17/05/2014 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

Algunos cálculos cifraron en 15.000 el número de peregrinos en la romería que desde hace cinco décadas tiene lugar cada segundo domingo de mayo en Barbatona. Impresionante demostración de devoción popular a la imagen de la Virgen de la Salud a la que se atribuyen numerosos milagros curativos. Las distintas eucaristías de esta jornada dominical en su honor se llenan de personas llegadas desde los más variados puntos de la geografía provincial y nacional. Especialmente emotivas resultan las ofrendas de la misa principal. En 2015 se celebrará el cincuenta aniversario y el futuro se ve con mayor optimismo aún por la reciente catalogación como Fiesta de Interés Turístico Provincial de esta romería. El éxito por su aceptación es una evidencia. Esta diminuta localidad está en el mapa gracias a su santuario, lugar de peregrinaje durante todo el año en acción de gracias o de petición, o en ambas, del tesoro más preciado.
Barbatona es para quien esto escribe lugar de los más gratos recuerdos de una infancia muy feliz con dos largos meses de veraneo que se hacían breves y finalizaban con lágrimas o incluso llantos por tener que volver, en particular al colegio. En el corazón y en un cajón de la casa de Sigüenza siempre guardaré con especial emoción aquel dominó que en un 29 de junio siendo un niño de corta edad me regalara mi abuelo en la explanada de Barbatona en un día de excursión de la catequesis que suponía el inicio de uno de esos inolvidables veranos. Cada domingo, en aquellos R-7 y después en el BX y el Volkswagen Polo, iríamos a oír la misa y besaríamos aquella Virgen en su camerino, antes de disfrutar de la comida del Hostal Elías. Algunas tardes iríamos de excursión a sus pinares como otras lo haríamos a La Cabrera, a Atienza, Saúca o Alcolea. Los años han pasado, los irrepetibles momentos con los abuelos ya solo permanecen en la memoria y la añoranza, la ilusión es muy distinta, la edad otra, pero el retorno a estos lugares sigue siendo gratificante e ilusionante, con otros alicientes. Se respira paz, aire puro, sosiego y descanso. Parece que allí se ha detenido el tiempo y todo siga igual. Siguen siendo sitios de ocio, de agradable estancia, de belleza paisajística y monumental. Además se come y duerme bien.