El nuevo conservadurismo

18/05/2014 - 23:00 Jesús Fernández

Las denominaciones culturales también tienen su caducidad. Y en política existe una mayor volatilidad de los conceptos. Los pueblos y las generaciones se cansan de utilizar siempre los mismos términos y la innovación llega también a los niveles y a las exigencias del lenguaje. El tiempo parece que causa un desgaste en el vocabulario. La dialéctica y oposición como medida del sentido se agota. Términos como conservador, progresista, tradicional, modernista, liberal o renovador pierden la importancia que antes tenían para designar una orientación del pensamiento y de la realidad. Con frecuencia se recurre al “neo” para designar un tramo nuevo del mismo concepto. Neo liberalismo, neo capitalismo, neo modernismo. Lo mismo sucede con el “post” que se aplica igual que el anterior. Sin embargo, otros optan por otra alternativa, por la tercera vía. En esa irrupción de nuevos términos para designar las mismas realidades, tenemos hoy el concepto de popular. Se buscan conceptos más neutros, menos conflictivos y beligerantes. Con la intención del lenguaje en política, se buscan ciudadanos, no militantes. Se buscan ideales o preocupaciones, no pertenencia o adhesiones a formaciones concretas. ¿Qué significa hoy ser conservador? La respuesta se traslada al concepto de popular. Pero también existe la perversión del lenguaje y podemos caer en el populismo. Los conceptos y los partidos de clase han terminado y agotado su significación. Están amortizados. Sin embargo, libertad, responsabilidad y orden siguen siendo las bases de todo proyecto de convivencia social y política, vengan de donde vengan. En ese sentido, el mensaje político busca lo fundamental de las personas. La unión de todos los proyectos en una convergencia social es el mejor servicio que pueden hacer hoy las organizaciones a los ciudadanos. Para lo bueno y para lo malo, todos son lo mismo. El conflicto entre el bien común y los intereses particulares sigue adelante. ¿Dónde está la diferencia? ¿Qué formaciones o agrupaciones políticas identifican o reflejan mejor las preocupaciones del pueblo o de los ciudadanos? En este sentido juega un papel muy importante la estructura social donde cambian las relaciones o proporciones entre clases.
El concepto de clase cede su importancia al concepto de pueblo o ciudadanía. ¿Por qué va a ser la clase social o la ocupación la inspiradora de los perfiles políticos de los partidos? Hay que buscar más y dirigirse al fondo del hombre en sí mismo. La sociedad actual se caracteriza por un fuerte individualismo y un sólido pluralismo. La vinculación o dependencia tradicional con un determinado partido no decide elecciones, adhesiones ni alianzas. Consecuentemente, la política que se inspira o se orienta en la dirección de estos partidos, consigue cada vez más rechazo. De ahí el alejamiento de la población y la gran población de los alejados. El voto desde el que nace en el interior de los partidos interesa cada día menos en la sociedad. Es una opción artificial, al calor de rentabilidades o beneficios inmediatos y no se apoya en convicciones transcendentes que es lo que da ida a una sociedad plural. El elemento conservador más importante en el mundo moderno es la unión de principios, valores, intereses, libertades, derechos. Todo ello dentro de un clima de moderación y equilibrio.