No ir de veraneo

10/07/2014 - 23:00 Luis Monje

No sé si a algún lector le importará el saber que este año quizá no salga de veraneo. Pero lo digo y lo argumento para consuelo de los que por la razón que sea tampoco irán, aunque es distinto hacerlo voluntariamente que por otras circunstancias. Me quedaré en casa no por motivos económicos ni de salud ni por problemas familiares, aunque en esta decisión influya mucho la edad, sino por comodidad. Pienso que, contra de la opinión de los hijos, estaré más a gusto en mi piso de aquí que en el que tengo en la costa cerca de Alicante. Tampoco lo hago para no privar a mis lectores de mi artículo semanal (es broma) porque todos los veranos lo he solucionado dejando escritas dos o tres brújulas intemporales, como ésta, por ejemplo, que también valdría para dentro de quince días. Y además estoy seguro de que ningún lector se mesaría los cabellos ni se suicidaría, si una semana faltase mi Brújula, lo que nunca ha ocurrido hasta ahora. Pero el piso de la costa no estará vacío, porque para eso están los hijos y nietos. Sospecho que mis reflexiones van dirigidas más a mis coetáneos que a los jóvenes y de mediana edad, a los que les encanta bañarse en el mar, cosa que ya hace varios años que no hago, y tampoco me gusta demasiado estar en la playa. Cosas de la edad, dirán algunos. Y es verdad, porque hasta que me quedé solo en el hogar hace cuatro años me bañaba, buceaba y nadaba casi hasta la boya.
Esta Brújula personalísima quiero rematarla (porque es lo que pretendía desde el principio) explicando que en Guadalajara se puede pasar muy bien el verano, porque hay muchos y magníficos parques de umbrosísimas arboledas en las que el calor del día se suaviza y al anochecer casi refresca, virtudes que nos proporcionan la altitud y el estar de cara a la Sierra. Y además hay menos coches y menos personas. A la gente, en muchos casos por aquello de “adónde vas Vicente” le da por irse al pueblo, los que tienen casa, o a la playa. Así que trataré de pasar el verano haciendo lo de siempre: leer, escribir, entretenerme y divertirme con el ordenador, ver alguna película del Oeste y andar, (no pasear) hasta la Fuente de la Niña por las mañanas. ¡Ah! y terminar un libro que tengo entre manos, y avanzar en otro que he empezado. Otra razón más para no irme de veraneo. Aunque no pueda presumir en septiembre de la morenez que proporcionan el sol y el aire de la playa. Lo que antes me agradaba y ahora me tiene sin cuidado.