Santiesteban

19/09/2014 - 23:00 Pedro Villaverde

Cada ciudad tiene sus personajes, algunos en el recuerdo, otros felizmente vivos. La nómina es muy amplia y un intento de citar llevaría al olvido. Si este verano dedicamos las líneas de esta misma columna a recordar a la llamada saga de los Santos, populares especialmente en nuestra querida Sigüenza, y alguna vez hemos recordado la figura del insigne pintor Regino Pradillo, este viernes, recién terminadas- y con éxito- las fiestas patronales, queremos que nuestro comentario sea para uno de los grandes pintores vivos de la historia de Guadalajara. Nos referimos a Carlos Santiesteban. La excusa es que desde hoy expone en esta ciudad, de la que es Hijo Predilecto. No entendemos nada de pintura como tampoco de vinos y sin embargo cuando llega al paladar un buen caldo, sabemos, simplemente, que tiene calidad por su sabor, textura y olor. Con los cuadros de Carlos pasa algo similar. Su colorido, trazos, luminosidad, conceptos, o lo que sea, transmiten arte. En otras palabras, que nos gusta la forma que tiene de expresarse este artista cuando coge los pinceles. Desprende sensibilidad y pasión. Reconocemos que a Santiesteban es más fácil imaginárselo en cualquier ciudad italiana, Paris o Sevilla, de donde era su abuelo, que en una terraza de la carretera de Zaragoza tomando unos vinos, pero aquí está. Su carácter es distinto al habitual de esta pequeña capital de provincia. Él no se ajusta a los moldes preestablecidos, a las conductas tipo, a las normas convencionales. Es lo que se llama un bohemio. En Guadalajara encuentra sus raíces, el recuerdo de sus personas más queridas, buenas amistades y un lugar donde sentirse cómodo, aunque sea o haya sido ciudadano del mundo. Todo esto no nos lo inventamos. Nos lo ha contado en distintas entrevistas. Sus distinciones, por otra parte, son muchas y de gran importancia. Denotan su éxito en el campo profesional. Recordaremos una de ellas porque le hizo una ilusión especial y así nos lo dijo al llamar un día emocionado al periódico y contar que le habían concedido el ingreso en la Imperial Orden Hispánica de Carlos V. Su obra puede admirarse en la Diputación o en el Casino Principal, entre otros lugares. Gracias Carlos por tanto arte como has regalado a la ciudad, por quedarte en ella teniendo otras muchas opciones y por dejarnos algún día un museo, si es que aquella idea sigue en pie. De momento nos queda disfrutar de esta exposición de un artista particular.