Gallardía

25/09/2014 - 23:00 Javier del Castillo

Decía Tierno Galván que los programas electorales “están para no cumplirlos” y Rajoy parece empeñado en darle la razón al viejo profesor. Después de nueve meses de embarazo, el presidente del Gobierno ha decidido interrumpir la “embarazosa” reforma de la vigente ley del aborto que previamente había encargado elaborar a su ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Y, como no podía ser de otra manera, el desautorizado creador de esa reforma ha puesto fin a 30 años de dilatada carrera política. La retirada de la reforma de la ley del aborto y la inmediata dimisión del que fuera alcalde de la capital de España y presidente de la Comunidad de Madrid tiene diferentes lecturas. Algunos apuntan a la falta de consenso o a la división que había generado el anteproyecto dentro de las propias filas populares, pero yo me quedo con una tercera: el Partido Popular ha valorado más los intereses electorales que los compromisos adquiridos en el programa con el que concurrió a las últimas elecciones generales. Al principio de la legislatura, sin elecciones a la vuelta de la esquina, Rajoy aprobó decretos y más decretos que no tenían en cuenta ni el programa electoral, ni la desaprobación de otras fuerzas políticas, ni su inevitable y consabido rechazo social. Sin embargo, se aprobaron. Y se impusieron incluso traicionando algunas de las señas de identidad del PP, especialmente en lo referente a la política económica y fiscal. Mariano Rajoy ha rectificado ahora porque se lo han “pedido” las encuestas y algunos significados dirigentes/as de su propio partido. Mantendrá la ley del aborto de Zapatero, aunque anulando la posibilidad de que jóvenes de 16 años puedan abortar sin consentimiento paterno. Ha dado marcha atrás, pero no por la presión de los socialistas, ni por miedo a las protestas en la calle. Lo ha hecho porque quiere volver a ganar las elecciones. Sacrificar a Gallardón, cabrear a los obispos y enemistar al sector más reaccionario del PP no le preocupa en absoluto. Ni se inmuta. El presidente del Gobierno lo que quiere es ganar votos escorándose un poco hacia el centro izquierda. Al menos eso le dicen que va a pasar sus asesores de Moncloa, que son quienes dirigen desde hace algún tiempo la política del Partido Popular.