Aniversario

03/10/2014 - 23:00 Javier del Castillo

No hay más que echar un vistazo al panorama informativo provincial para evidenciar que corren malos tiempos para los medios de comunicación, especialmente para la prensa escrita. La crisis ha convertido los otrora concurridos kioscos en muestrarios de una cruda realidad, en un paisaje olvidado de papel o, si lo prefieren, en especies en peligro de extinción. Por esta razón, y antes de caer en la melancolía a la que nos puede conducir este empobrecimiento del pluralismo informativo – no solo provincial, sino también nacional –, tiene tanto mérito la celebración el martes pasado del 75 aniversario de Nueva Alcarria y la presentación del libro en el que se recoge el devenir de esta provincia desde 1939 hasta nuestros días. Emociona recorrer sus páginas, acercarse a ese pasado ya un tanto lejano de la Guadalajara que se iba incorporando a la modernidad, ver a través de las fotos cómo el paisaje y el paisanaje han ido cambiando su fisonomía. Después del entrañable encuentro del martes con compañeros de profesión, con empresarios, con políticos – en activo, jubilados o en la reserva – y con algunos amigos de mis inicios, me queda la impresión de que todavía no está todo perdido. De que el periodismo volverá a darnos alguna alegría.
Bastaba con ver la cara de algunos de los periodistas más veteranos de Guadalajara – Luis Monje Ciruelo (90 años), entre otros – para darse cuenta de que detrás de la crisis hay futuro y hay recuperación. Y espero que buen periodismo. Nueva Alcarria, que nació entre los escombros dejados por una guerra civil y que cargó durante muchos años con el yugo y las flechas junto a su cabecera, es un buen ejemplo del mejor periodismo provincial y también de supervivencia. Tres generaciones son partícipes de una historia que continúa: Salvador Embid Villaverde, Pedro Villaverde y su hijo. Los 75 años de Nueva Alcarria pueden ser ese punto de inflexión. La competencia, al contrario de lo que ocurre con los halagos, fortalece a quienes todavía creemos en el apasionante oficio de informar. Alfredo Palafox, junto a maestros como Paco García Marquina, Javier Davara o Lorenzo Díaz, lo proclamaban así el otro día. Enhorabuena a este periódico y gracias por haberme permitido disfrutar de tan grata compañía.