Una fiesta para celebrar unidos

11/10/2014 - 23:00 María Dolores de Cospedal

Hoy, 12 de octubre, los españoles celebramos nuestra Fiesta Nacional; es un día en el que recordamos una gran efeméride histórica, como fue el descubrimiento de América, al tiempo que celebramos la Patrona de España, la Virgen del Pilar. Se trata de una fiesta que sirve para ensalzar nuestra historia colectiva, que es el cimiento de nuestro patrimonio histórico, cultural y social. La fecha recuerda que los reinos que hoy conforman España concluían un proceso de construcción del Estado en una misma Monarquía, iniciando un período de proyección lingüística y cultural que trascendió los límites europeos. Hoy, más de quinientos años después, como todos sabemos, España es un país soberano constituido en Estado social y democrático de Derecho y cuya forma de Estado es la Monarquía Parlamentaria. Una monarquía que este año cobra una especial relevancia tras la abdicación del monarca Juan Carlos I en su hijo, entonces el Príncipe de Asturias, y hoy Rey Felipe VI, cuyo reinado lleva apenas cien días. En este corto tiempo, ya se vislumbra su valentía, porque ha dado pasos en un ejemplar proceso de renovación de la institución, convirtiéndose así, no solo en un referente, sino también en un servidor de la justa y legítima exigencia de todos los ciudadanos.
El Rey, símbolo de unidad, permanencia del Estado y equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, es un ejemplo de concordia en el que todos debemos apoyarnos, frente a quienes buscan romper el legado de la Transición, cuestionando el Estado español y su democracia representativa. La evolución imparable de España a lo largo de los siglos hace que nuestra Nación haya logrado prosperidad y avances en todos los ámbitos sociales, políticos, económicos y en momentos delicados, como los que hemos tenido que atravesar. Y lo que realmente nos ha reclamado la sociedad ha sido un mayor esfuerzo por superar la crisis económica y no estar perdiendo el tiempo, planteando constantemente lo que el país debe ser, como algunos se empeñan. Creo que no es oportuno poner en riesgo todo lo que tanto nos ha costado construir y no conviene olvidar que la diversidad de España es uno de sus patrimonios culturales, objeto de especial respeto y protección. En un día como hoy, en el que también celebramos el Día de la Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil, transmito desde aquí mi felicitación, reconocimiento e inmensa gratitud al Instituto Armado y a sus familias, por su constante labor y vocación de servicio a toda la sociedad en la defensa de los intereses de nuestra Nación.
Quiero mencionar especialmente dos figuras dignas de admiración: por un lado, a Román David Gómez, guardia civil que ingresó en el Hospital Nacional de Parapléjicos en noviembre del pasado año a causa de una lesión medular, tras recibir un disparo cuando intervenía en un atraco en la localidad toledana de Yuncos y que hace unas semanas recibió el alta tras diez meses de rehabilitación.
También en el recuerdo, Eusebio García Flores, motorista de Tráfico destinado en Albacete que formaba parte del dispositivo de seguridad de la Vuelta Ciclista a España y que falleció en Proaza, cuando descendía del puerto de la Cobertoria, en Asturias. Ambos son modelo de servicio a los demás y ejemplo de la labor que realizan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, garantizando el libre ejercicio de los derechos y libertades de todos los ciudadanos y protegiendo la convivencia social. También son ejemplo, actuando para frenar cualquier actuación que pretenda alterar la paz, y haciendo frente con eficacia a las amenazas contra nuestra seguridad interior, el terrorismo, la violencia de género, el crimen organizado, la inmigración ilegal y la ciber-delincuencia, una amenaza emergente.
Hoy es el día grande de nuestra Nación, un Estado que se asienta en las bases de la Constitución de 1978, la cual reconoce la indisoluble unidad de España. Y por eso, quiero destacar que la soberanía de nuestro país, tal y como fija la Carta Magna, reside en el conjunto de la ciudadanía española, sin que pueda ser dividida entre territorios. Quedan aún muchas páginas por escribir todos juntos en el devenir de un país ejemplar, modelo de convivencia durante muchos siglos y al que le quedan muchos retos por afrontar, del que podemos sentirnos profundamente orgullosos.