De la reforma fiscal

12/01/2015 - 23:00 Pedro Toledo

Igual que se dice que los Balcanes producen más historia de la que son capaces de asimilar, España produce más Reformas Fiscales de las que somos capaces de digerir. Es posible que por ello, la actual, nos la hayan servido a plazos. Aunque algún mal pensado creerá que más bien ha sido por el efecto “rana/agua caliente”. Ya se sabe que si metes a una rana en agua hirviendo, tratará de saltar fuera de la cacerola, pero si la metes en agua fría y vas calentando el agua poco a poco, la rana terminará por cocerse. Sea como fuere, la cuestión es que como decía aquel anuncio de la piña colada, “ya está aquí, ya llegó” y según se dice en el texto de su aprobación, “permitirá una reducción generalizada de la carga impositiva soportada por los contribuyentes... aprobándose con el objetivo de impulsar el crecimiento económico, la creación de empleo y aumentar la competitividad de nuestras empresas fuera de nuestras fronteras…reforzándose tanto la seguridad jurídica como la lucha contra la elusión y el fraude fiscal…con lo que se pretende avanzar en términos de eficiencia, equidad y neutralidad, sin dejar de atender al principio de suficiencia”. Así dicho de un tirón, este conjunto de frases fatuas, me traen a la memoria, a las que sueltan en los certámenes de Miss o Míster Universo cuando les ponen la alcachofa delante: - Quiero que se acaben las guerras y el hambre en el mundo - Amén. Por tanto, trataré de hacer un resumen de lo más destacado. En el aspecto positivo, observamos una rebaja de tramos y tipos en el I.R.P.F., también una bajada en la tributación en el ahorro o el hecho de que el umbral mínimo de tributación para los asalariados, se sitúe en los 12.000 € anuales. También bajan los tipos de gravamen en el Impuesto sobre Sociedades.

Aunque la medida estelar, es la de los beneficios fiscales para familiares numerosas y con personas con discapacidad, que incluso puede traer el abono anticipado de 100 euros mensuales, si se cumplen los requisitos que se exigen. Habrá quien se pregunte, de donde va a salir todo eso, en un entorno de recorte de déficit. La respuesta se la pueden dar fácilmente, aquellos que vendan un inmueble con ganancia, puesto que el aumento de la tributación por las plusvalías inmobiliarias, es quizá exagerado. También se elimina la deducción por alquiler de vivienda para los contratos que se firmen desde el 1 de enero, así como la reducción del 100 % de los rendimientos obtenidos de alquileres a menores de 30 años.

Quizá lo menos comprensible, sea el aumento del tipo de IVA, desde el 10 % hasta el 21 %, para productos sanitarios. Y por terminar, un aviso para aquellos empresarios en Módulos, puesto que los límites y condiciones de exclusión bajan e incluso desaparecen actividades sujetas a este Régimen. En resumen, muchos cambios, con el objeto de dejar la legislación fiscal casi igual de enrevesada que estaba. Claro que si esto fuera fácil ¿de qué íbamos a vivir nosotros? Que la fuerza os acompañe..