A río revuelto...

15/01/2015 - 23:00 José Serrano Belinchón

Poco a poco irá pasando al olvido lo que hace sólo uPoco a poco irá pasando al olvido lo que hace sólo unos días ocurrió en la capital de Francia, y que a la vista de las imágenes que nos fueron servidas llenó de consternación a miles de millones, quizás, de ciudadanos del mundo, de un modo especial al Occidente Cristiano del que formamos parte. Imágenes impresionantes que no fueron otra cosa que un descarnado reflejo de la llamada “cultura de la muerte”, que a paso comedido, pero seguro, va penetrando como por ósmosis en los entresijos de la sociedad, dentro de un mundo que se tambalea impotente y sin recursos morales, frase feliz que alguna vez he leído como estampa fiel de esta sociedad que nos hemos ido creando. Pienso que se trata de una llamada más de atención que nos invita, con hechos más que lamentables, a ir limando esas asperezas, esas costras infectas que en tantos lugares de la tierra están brotando sobre la piel indefensa de la humanidad, obcecada en el desprecio más absoluto a la dignidad de la persona, que, pese a que sean muchos los que se empeñen en no tomarla en consideración, queda patente en todo individuo -no importa raza ni color- por el simple hecho de serlo. Todos estamos amenazados por esas corrientes de acción terrorífica que no sé cómo calificar, pero que existen y que actúan de manera cruel, sencillamente impulsadas por el odio a la especie humana que piensa de manera distinta, alegando motivos difíciles de creer e imposibles de digerir, ya que van en contra de toda razón, de toda moral, de toda ética por muy permisiva que ésta sea, y que como casi siempre ocurre suele concluir en tragedia, en derramamiento de sangre discriminado. Primero lo fue en los EE.UU., años después en nuestra puerta de casa, ahora en la sede parisina de una revista periódica, y siempre en determinados países tercermundistas del Continente Negro o de Iberoamérica, sin que nadie de entre los poderosos, incluso de aquellos países que fueron víctimas, hayan movido un dedo por evitarlo. Todos nos encontramos a merced de esta brutal amenaza, también los que con mayor o menor discreción justifican o defienden ese tipo de posturas radicales, que, como mucho, apenas consiguen fomentar el odio y el dolor. Los españoles hemos sabido demostrar alguna vez que estamos capacitados para distinguir el bien del mal sin que nadie nos venga a dar lecciones. Apuntan malos tiempos. Nos ha sorprendido, por inusual, la buena noticia de que los dos principales partidos del país se hayan puesto de acuerdo en pensar por una vez -ojalá sirva de precedente- en los ciudadanos antes que en sus personales apetencias e intereses. Aprendamos de Francia. A río revuelto, ganancia de pescadores, dice el viejo refrán. El río es el mundo, los peces somos nosotros: la gran masa humana, y los pescadores son los que gustan disponer a su antojo de nuestras vidas: los asesinos. Creo que vale la pena jugar a entendernos en defensa de algo que a todos nos atañe de igual manera.

Aunque la medida estelar, es la de los beneficios fiscales para familiares numerosas y con personas con discapacidad, que incluso puede traer el abono anticipado de 100 euros mensuales, si se cumplen los requisitos que se exigen. Habrá quien se pregunte, de donde va a salir todo eso, en un entorno de recorte de déficit. La respuesta se la pueden dar fácilmente, aquellos que vendan un inmueble con ganancia, puesto que el aumento de la tributación por las plusvalías inmobiliarias, es quizá exagerado. También se elimina la deducción por alquiler de vivienda para los contratos que se firmen desde el 1 de enero, así como la reducción del 100 % de los rendimientos obtenidos de alquileres a menores de 30 años.

Quizá lo menos comprensible, sea el aumento del tipo de IVA, desde el 10 % hasta el 21 %, para productos sanitarios. Y por terminar, un aviso para aquellos empresarios en Módulos, puesto que los límites y condiciones de exclusión bajan e incluso desaparecen actividades sujetas a este Régimen. En resumen, muchos cambios, con el objeto de dejar la legislación fiscal casi igual de enrevesada que estaba. Claro que si esto fuera fácil ¿de qué íbamos a vivir nosotros? Que la fuerza os acompañe..