51 por plaza

07/02/2015 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

A la oposición o proceso selectivo, convocado por el Ayuntamiento de la capital para cubrir ocho nuevas plazas de policías municipales se presentaron 412 aspirantes, lo que me parece una buena noticia, aunque los 404 rechazados piensen lo contrario desde su punto de vista personal. Comprendemos la frustración de los eliminados, porque todos habrían puesto su ilusión en ser uno de los ocho elegidos.. Yo no sé si a ese “proceso selectivo” se le puede llamar oposición, pero en cualquier caso los aprobados deben de sentirse orgullosos de haber sido seleccionados entre tantos aspirantes. Y esa abundancia de candidatos es buena para los ciudadanos porque la Sociedad demanda en todos los aspectos funcionarios que estén a su altura. Y no puede haber selección si la convocatoria no interesa. Eso ya lo dijo Rojas Zorrilla en verso hace cuatro siglos: “No puede haber grande hazaña/ sin haber gran competencia” Ya sabemos que en estos tiempos de crisis y paro, todo puesto de trabajo es apetecible, por lo que tantos aspirantes para tan pocas plazas indica que la de policía municipal lo es. Los que alguna vez, o varias, hemos opositado, comprendemos la frustración de los no aprobados, sobre todo en las oposiciones en que se requiere un gran esfuerzo, como son las de los Cuerpos Superiores de la Administración que necesitan varios años de preparación y una inteligencia, por lo menos discreta, lo que obliga a algunos opositores a consumir su juventud para conseguirlo. Aunque hoy es casi tan trabajoso ganar una plaza de Auxiliar Administrativo como de Abogado del Estado. Porque si a ésta se presentan quince o veinte por plaza, a la de auxiliar se llega a veces a doscientos. Centrándonos en la Policía tiene explicación esa demanda porque su situación ha mejorado, no sé si en sueldo, lo que sería lógico, pero sí en disciplina, uniformidad y medios, de tal manera que las diferencias entre la Policía Nacional y la Local han disminuído. Y como no basta siempre la preparación cultural, los ocho seleccionados, entre ellos una mujer, tienen que hacer un curso en la Academia de la Policía para suavizar modales y entrenarse en el trato con los ciudadanos en estos tiempos en que todos exigimos derechos y olvidamos obligaciones. Porque todo policía, como funcionario, no tiene que olvidar que está al servicio del ciudadano para ayudar a todos, siendo firme con los de arriba y amable y servicial con los de abajo.