Juego político

22/02/2015 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

Con ocasión hace un par de semanas del conocimiento de dos fallos judiciales favorables al Partido Popular, el que validaba la reforma de la ley electoral en Castilla-La Mancha y el que condenaba a Bárcenas por atentar contra el honor de la presidenta regional, aludíamos desde este periódico a la práctica recurrente de judicializar la vida política como arma contra el adversario, con la máxima del ‘difama que algo queda’. Los tribunales han tenido que pronunciarse en numerosas ocasiones ante sospechas de irregularidades en el hacer de responsables públicos o administraciones y casi siempre para dar la razón al demandado. No hace mucho fue el archivo de una sandez por la que se quería retirar de la política a Jaime Carnicero. Tuvo que soportar insultos y reproches, pasarlo mal. Hoy, el dedo acusador mira a una actuación como alcalde de Azuqueca de Pablo Bellido, quien, por cierto, dejará este cargo en coherencia con lo que dijo desde el primer momento, en mayo, al cumplirse dos legislaturas al frente del consistorio. Sin embargo sigue siendo secretario provincial del PSOE y su partido en esa plaza claro favorito. Tal vez alguien se haya acordado del alcalde de Parla y piense en eliminar una pieza molesta de semejante manera. Evidentemente, no tenemos ni idea sobre el fondo de la cuestión y no seremos nosotros quienes nos pronunciemos sobre la inocencia o culpabilidad de nadie. Para ello están los jueces, aunque nos extrañaría que saliese algo turbio conociendo a Pablo. Se trata hoy de criticar esta forma de lesionar o agredir la honorabilidad y la imagen de las personas, sea Cospedal, Bellido, Carnicero o cualquier otro político. Da igual el color político. Cabe recordar también que casi todas las acusaciones que se elevan ante un juzgado son admitidas a trámite. El criterio, salvo defectos de forma o que sea muy torpe, dicho en plata, el demandante, es aceptar para posteriormente investigar sobre la cuestión. Esa casi rutinaria admisión es vendida como un fallo judicial cuando en realidad es poco más que humo. La Justicia está para la corrupción de verdad, que por desgracia la hay, no para hacer la campaña electoral a nadie. Los votantes pedimos programas, proyectos, ideas, debates, no insultos y acusaciones que aumentan la desafección e indignación. Estamos empezando y el termómetro ya está subiendo en exceso. Un poco de calma, aconsejamos a todos y cuidado con el efecto ‘boumerang’ del juego sucio.