La política

26/04/2015 - 23:00 Pedro Villaverde Martínez

Aunque Baroja escribiera aquello de que “la política es un juego sucio de compadres” y tal vez razón podría tener quien lo afirmara y que cada uno lo juzgue a su mejor o peor entender, lo que sí es cierto es que “la Política es el arte de hacer posible la convivencia”. Sin duda que hay muchos tipos de política pero sin el arte de la convivencia difícil, muy difícil resultaría el entendimiento entre los hombres. Con ella si no se hace bien resulta igualmente complejo ese convivir, pues el hombre que es social por naturaleza pero insociable por vicio haría muy complejo el entendimiento necesario para que la vida social resultara más que agradable y posible. Benavente ya escribió que “los políticos son como los trajes, que los desecha uno por deslucidos, una temporada en el armario y cuando va uno a ver, como nuevos”. Noel Clarasó también escribió aquello de que “un político es un hombre que cree representar la opinión del pueblo sin habérsela preguntado jamás”. El gran Napoleón también dijo aquello de que “El corazón de un hombre de estado debe estar en su cabeza…y que la mejor política es hacer creer a los hombres que son libres…” Y nos ha llamado poderosamente la atención cuando leemos que en la aritmética política dos y dos no son jamás cuatro según Romero Robledo. Y SHAW afirmaba que por lo visto los pueblos no son capaces de gobernarse a sí mismos, Preguntándose que ¿por qué será esto?. Y Mark Twain decía que “La política sería una cosa muy sencilla si no diera la casualidad de que la hacen los hombres”.Vigni también afirmaba que “Toda la historia del mundo es la lucha del poder establecido contra la opinión pública”, pero es más contundente Voltaire al decir que “La política es el arte de mentir a propósito”. Y no seguimos con citas por el momento porque a nada nos llevaría o tal vez a sentir cierto desprecio por el tan necesario arte político para poder convivir en paz y lograr la prosperidad. Cuando suenan ya los tambores de la propaganda política intentando convencer al elector de que el programa de cada grupo o formación política es el mejor, no queda otro remedio al elector que pensar la importancia que las elecciones tienen y la necesidad de ellas mientras no se fuera capaz de inventar otro modo de hacerlo.