Noticias cercanas

30/04/2015 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

Aunque Terencio escribió hace ya más de dos mil años que no puede decirse cosa nueva que no haya sido dicha antes, lo cierto es que cada día surgen muchas noticias que no podrían ni imaginarse. Sabemos que las noticias nos interesan más a medida que resultan más próximas por cercanía o vínculos. Cien muertos en un lejano país nos impresionan menos que el suceso de un muerto en nuestra provincia. Y no digamos en nuestro pueblo. Y lo mismo sucede con las inversiones. Leo que el alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, hace casi una cuestión personal de la restauración del incendiado Ayuntamiento de Palazuelos, con un presupuesto de 34.000 euros, y eso me impresiona más, no porque la fachada sea muralla del siglo XV y monumento histórico-artístico, sino porque es mi pueblo y, por tanto, para mí, de mayor importancia que las obras del canal de Panamá o del AVE a la Meca, que cuestan miles de millones. Me entero de que la Diputación, que está gastando montones de millones en mejorar las ya muy buenas carreteras de la provincia, va a dedicar unos miles a arreglar el camino de Palazuelos a Carabias, y me vienen a la memoria imágenes y recuerdos de mis doce o trece años. Me vuelvo a ver andando por la fragosa e intrincada senda que discurría entre los dos pueblos, a media altura de la serrezuela que va desde el Montecillo de Sigüenza al pie del Alto Moroso. Dejó de ser transitada cuando se extendió el uso del coche, y era más cómodo y rápido desplazarse por la vega. Ahora se va y viene más deprisa, pero sin saborear ese camino casi borrado por la hierba, en frase feliz del horchano Paulino Aparicio, que en estas fechas primaverales ofrecía desde la alta ladera el aliciente de un verdeante y florido paisaje de zarzas, aliagas en flor, manantiales y mil plantas espontáneas, además de la visión del mínimo camposanto de Carabias, exactamente el “corral de muertos entre pobres tapias” que definió Unamuno, donde la hierba crecida no deja ver el bulto de las sepulturas. El camino tendrá hechuras de carretera, no sé si de macadam o asfalto, pero tampoco permitirá el disfrute de los frondosos accesos a Carabias entre olmedos, choperas y enrevesadas lianas de árbol a árbol, ni escuchar el rumor del agua que no es aprovechada para el riego de los abandonados huertos. Hoy la áspera y escabrosa senda sólo sirve para buscar setas y para contemplar la panorámica de la espléndida vega de Palazuelos.