Pisar la calle

17/05/2015 - 23:00 Javier del Castillo

El espectáculo está en la calle. Si para algo sirven las campañas electorales es para volver a reencontrarte con políticos de distinto signo y condición, mostrando en público su cara más amable. Al estallido de la primavera se ha sumado ahora una explosión de afecto y de cariño que le dejan a uno descolocado. Reconforta observar tanto entusiasmo y tantas ganas de agradar, incluso en aquellos candidatos que saben de antemano que no les vas a votar. Aunque sólo sea durante unas cuantas semanas, la política vuelve a ser protagonista de la vida española. Los candidatos, salvo raras excepciones, sienten la necesidad de hacerse visibles después de largas temporadas hibernando. Y son capaces de abrazar a niños y ancianos en cuanto se descuidan y bajan la guardia. Hay que dejarse ver también en romerías y mercados; andando, en bici o en patinete se hace falta. Nada nuevo, por otra parte. Es lo que hace ya muchos años – cuando aún no había nacido Albert Rivera – denominábamos la fiesta de la democracia. Sin embargo, esta campaña tenía el aliciente de comprobar cómo iban a influir, al menos en las formas, la presencia de Podemos y Ciudadanos. Y la verdad es que seguimos como estábamos. Pablo Iglesias sigue perdiendo fuelle. Como “innovación” ha recurrido al eslogan de José María Aznar cuando estaba en la oposición, cambiando el destinatario: “¡Váyase Señor Rajoy!”. Claro que tampoco hubiera pasado nada si hubiera dicho: “¡Váyase Señor Monedero¡” o “¡Váyase Esperanza!”. En cuanto a Albert Rivera – quizás por hablar demasiado o por querer innovar en ese cómodo escenario, equidistante del PP y del PSOE - el subconsciente le ha gastado una mala pasada. Excluir de la regeneración democrática a todos aquellos que nacimos antes de 1978 es un auténtico despropósito, no exento de sectarismo. Además de una torpeza, porque dentro de las candidaturas de Ciudadanos hay algunas personas de más de ochenta años. Una de ellas, Ofelia Martínez, 83 años y candidata de esa formación política a la alcaldía de un pueblo de Cuenca, habló hace unos días en la radio y le recordó a su presidente que no se debe menospreciar a las personas mayores, para poner a un joven delante. Y menos que encima eso lo sostenga alguien que presume de integrador y moderado.