Rayando la sorpresa

24/05/2015 - 23:00 Jesús de Andrés

Pocos recuentos electorales se recuerdan en Guadalajara como el vivido ayer noche. Para sorpresa de propios y extraños, los primeros datos provisionales anunciaron un resultado que llamaba la atención por inesperado: el Partido Popular, pese a ganar las elecciones, no mantenía su mayoría absoluta ni incluso con el apoyo de Ciudadanos. Un empate inicial a 9 concejales entre el PP y el PSOE, hasta transcurrido el 25% del escrutinio, se convirtió en un 10-8 que se mantuvo hasta esprínt final, cuando el PP se llevó el último escaño en disputa, el que hacía el número 11. Aunque finalmente el resultado será suficiente para mantener el Ayuntamiento, siempre y cuando se consigan los dos votos de Ciudadanos, algo que se da por hecho, el susto no se olvidará en las filas populares así como así. Cinco concejales menos que en 2011 es un resultado que, pese a permitir al PP conservar la alcaldía, no puede ser considerado como bueno. Si bien es cierto que los 16 concejales de las anteriores elecciones le daban al PP local un colchón mullido en caso de que el deterioro de la situación política a nivel nacional le pasara factura, no lo es menos que nadie esperaba un resultado tan bajo. No sólo Antonio Román partía como favorito y aspirante mejor valorado, sino que la maquinaria electoral del Partido Popular se volcó durante la campaña electoral en apoyo de su candidato. ¿Cómo explicar por tanto lo ocurrido? Si observamos el desplome del PP a nivel nacional, a quien la gestión de la crisis y de la corrupción le ha pasado una enorme factura, no es de extrañar la caída también en Guadalajara. Es evidente que la política municipal consigue en ocasiones escapar de esas corrientes mayoritarias dependiendo de sus candidatos locales o de la valoración que de la gestión hagan los ciudadanos, pero en esta ocasión, en parte, el Partido Popular de Guadalajara no ha podido evitar ser arrastrado por un sentir mayoritario que ha llevado a buena parte de su electorado a la abstención o a votar a candidaturas que, como Ciudadanos o Vox, no se presentaron hace cuatro años. Es posible además que la constante presencia de Cospedal en Guadalajara en las últimas semanas, e incluso de un Rajoy en sus horas más bajas, quien vino aquí a cerrar la campaña, no hayan sido precisamente el mejor apoyo que necesitaba el PP local. Y cabe pensar qué hubiera ocurrido de no haber aceptado Román presentarse a un tercer mandato, ya que en ese caso podríamos estar hablando de una derrota sonora. Antonio Román ha sorteado uno de sus momentos más difíciles y eso quedará en su haber como político hábil y apreciado por sus convecinos, que pese a todo le han renovado su confianza. En cuanto al Partido Socialista, Daniel Jiménez ha superado con éxito su primer examen como candidato a la alcaldía, incluso acarició la posibilidad de acabar siendo elegido alcalde durante buena parte de la noche electoral. Mantener los ocho concejales conseguidos en 2011 a pesar de la irrupción de Podemos (en nuestra ciudad bajo la marca Ahora-Guadalajara), no es cuestión menor, sobre todo teniendo en cuenta que el PSOE a nivel nacional, incluso estando en la oposición, ha perdido concejales en no pocos municipios y capitales de provincia. En cuanto a la irrupción de los nuevos partidos no ha sido tan grandiosa como se esperaba. Los cuatro concejales de Ahora-Guadalajara y los dos de Ciudadanos son un buen resultado teniendo en cuenta su corta trayectoria y que se enfrentaban a partidos con amplia experiencia y aparatos electorales bien engrasados. En el caso de Ciudadanos, quien según todos los indicios ha recogido parte del descontento del PP, el resultado, teniendo en cuenta que su candidatura se apoyaba sobre todo en la marca del partido a nivel nacional, y no tanto en la labor municipal desarrollada hasta ahora, puede considerarse como positivo. En el caso de Ahora- Guadalajara, siendo también un buen resultado el conseguido por ellos, debe hacerse un análisis más detenido ya que buena parte de lo ocurrido ayer tiene que ver con su bisoñez política. Si bien han sabido construir una lista con gente procedente de colectivos diversos y han conseguido un notable apoyo social en poco tiempo, también es cierto que sus idas y venidas, con cambios de nombre y desgaste interno, les ha acabado pasando factura. Los 942 votos conseguidos por la fantasmal lista de Ganemos, un 2’29% de los votos emitidos, hubieran sido más que suficientes para conseguir el quinto concejal que acariciaron durante toda la noche y haber conseguido su objetivo, el de desalojar al PP del Ayuntamiento. Por 45 votos, los del último resto que otorga la ley D’Hondt, no consiguieron ese concejal. Esa posiblemente sea la clave de lo ocurrido ayer.