Elecciones sin sorpresas

28/05/2015 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

Las elecciones han pasado y no ha habido sorpresas, aunque se diga lo contrario. Partido Popular y Partido Socialista, los del bipartidismo, han bajado sensiblemente en número de votos, tal y como se esperaba, y seguirán gobernando la mayoría de ayuntamientos y comunidades autónomas con el apoyo, previsible, de las dos fuerzas bautizadas como emergentes, la izquierda, llamada Ahora, bajo el efecto Podemos, y la más centrada de Ciudadanos. La formación política que aglutina sensibilidades de izquierdas ha obtenido presencia en numerosas administraciones y será llave de gobierno, o bisagra, aunque ese nombre les desagrade. No pueden dejar que un partido de derechas gobierne, como casi siempre hizo Izquierda Unida, actualmente diluidos en Ahora, por lo que apoyarán las investiduras socialistas, a cambio, al menos de cara a la galería, de algún gesto de estos en aras de la transparencia y la participación ciudadana. Por su parte los de Albert Rivera tampoco lo tienen difícil apoyando, genéricamente, a las listas más votadas, que casualmente son todas del Partido Popular, no olvidemos, ganador en votos. El kit de la cuestión está ahora en saber hasta dónde se cumplirán las directrices nacionales sobre apoyos. Si hay disciplina habrá una cierta estabilidad, sino el transfuguismo y los movimientos de un lado para otro pueden ser tónica de los próximos años. Y todo esto, ¿es bueno o malo? Pues depende. Positivo es que no se haga solo lo que quieran dos y que se pueda acabar con maneras o prácticas que han llevado a un exceso de corrupción y clientelismo. Negativo, nos parece, es que no se apliquen objetivos claros y debidamente priorizados, que existan problemas a la hora de la aprobación de los presupuestos que lo rigen todo o que se produzcan mociones de censura, llámese inestabilidad. En todo caso es el mapa político decidido por los ciudadanos en el uso de su derecho.Si muchas veces decimos que el fútbol es así, la política también lo es. A nivel particular decir que no nos parece buena tanta segmentación e ideas tan contrapuestas que pueden llevar a la crispación y la ingobernabilidad. Como se preguntaba un ciudadano, ¿si están todo el día de discusiones quién hace el trabajo?.