Imperativo legal

21/06/2015 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

"Por imperativo legal’, (fórmula alegal que ya había usado hace tiempo Batasuna) han prometido su cargo de concejal algunos candidatos a distintos ayuntamientos españoles, que no lo son, por supuesto, de partidos fiables, de los que se votan con normalidad y nadie se echa las manos a la cabeza si salen elegidos. No es eso una novedad, y menos en estas elecciones en que se ve de todo: desde alcaldes de izquierdas, que acuden a su solemne toma de posesión en mangas de camisa, vaqueros y anillos en las orejas (podía haber sido en la nariz) hasta alcaldes del mismo nivel que agarran con las dos manos el bastón de mando, (alguno lo ha rechazado por carcunda ) y lo alzan como si fuera un trofeo de caza, y más de uno ha salido a la calle con él en esa postura, (no con la señoril de empuñarlo en ademán de andar), mostrándolo a los reunidos como un botín. Y algún nuevo alcalde ha anunciado que se ha acabado eso de ilustrísimo o excelentísimo “porque ahora nos vamos a hablar todos de tú”. Y digo esto sin mencionar la manoseada afirmación de Ada Colau, en Barcelona, de “no voy a cumplir las leyes que no me gusten”. O la falta de cortesía de los líderes de Podemos acogiendo con risas de burla las palabras de la alcaldesa cesante. Esa falta de maneras, por decirlo de manera suave, de algunos alcaldes y concejales sorprende porque nadie les ha obligado a ser candidatos, y mucho menos a aceptar el cargo, y si se ha arrepentido no tiene por qué prometer “por imperativo legal”.Basta con renunciar al escaño, y todos entenderemos que es lógico, si es republicano, que no le dé la gana de ofrecer lealtad al Rey, aunque sea jefe del Estado, ni guardar y hacer guardar la Constitución española si no se siente español, aunque en este caso habría mucho que discutir. Parece que en esta legislatura nos vamos a reir mucho. Por lo pronto, en Barcelona, la alcaldesa Colau ha prometido gobernar con alegría. A ver si los barceloneses se sienten igual de alegres gobernados por ella. Y los madrileños, con Carmena y su concejal Zapata. Y es significativo que los acosos, escraches y amenazas sean contra los que han apoyado legalmente al PP, y no al contrario. Esperemos que con el cambio de rumbo a babor de España, se mantengan, al menos, las perspectivas del que seguíamos en la rosa de los vientos. Estas excrecencias sociales me traen algún recuerdo, con perdón, de algún ambiente que viví de niño cuando apenas tenía doce años