Caravanas del amor

28/08/2015 - 23:00 Antonio Yagüe

 Taravilla en primavera del 2013, Molina de Aragón en San Valentín del 2014 y hace un mes, Cubillejo de la Sierra. Las llamadas caravanas de mujeres, “por el amor y la repoblación rural” según los organizadores, se siguen prodigando por estas tierras, 30 años después de la pionera en Plan (Huesca) y 65 de la película del oeste protagonizada por Robert Taylor que las inspiró. Y no sin polémica, entre acusaciones de sexismo de las feministas y la defensa de los organizadores de que se trata de fomentar una convivencia entre solteros, y no se obliga a nadie a hacer lo que no quiera. En la última, al pie de la Sierra de Caldereros, participaron unas 55 mujeres (un autobús lleno), llegadas de Madrid, inmigrantes en su mayoría, y unos 45 varones, ya que algunos inscritos se quedaron atrapados por las faenas del campo o les faltó empuje para acudir al evento. Denominador común: todos entrados en años y sin pareja o desparejados, en busca, según los convocantes, de “una relación estable, nuevas amistades, lo que surja o sólo diversión”. Programa: visita a la población, cena con barbacoa, baile y más baile, y acercamientos según la honestidad propia o mutua. Todo, al módico precio de 30 euros ellos y 15 ellas. “Cada uno y una conversó y arremetió lo que pudo. Por lo menos una decena intercambiaron más que palabras. Algunos se han comprado un teléfono de esos de tarifa plana para ver si prospera la cosa”, resume Antonio Monge, El Jarabeño, uno de los asistentes, que subió con otros cinco amigos. “¡Nunca se sabe, maño, en qué acabará! De momento, pasamos un día bueno”, apostilla. Las escasas jóvenes de la zona no ponen peros a la organización, pero sugieren otro formato mejor para estos encuentros. “Habría que hacerlos, -proponen- con colaboración de ayuntamientos y otras entidades, de una semana si hace falta, para que ellas conozcan mejor el mundo rural, el entorno, y a ellos”. Sin dar ideas a nadie ni defender la prostitución, apuntan que para resolver un calentón hay otros locales y sobran caravanas. Uno de los asistentes a la primera convocatoria de Plan contó que acudió a unas doce más. Decía que era un incansable buscador del amor. No especificó qué tipo de amor.