Carretera turística

16/11/2015 - 23:00 Luis Monje

En la Diputación se ha hablado en un pleno de si es o no suficiente el presupuesto preparado para la mejora de una carretera que, a mi juicio, es una de las más turísticas del Alto Tajo. Me refiero a la que desde Ocentejo lleva a Arbeteta cruzando el río Tajo después de varios kilómetros paralela a él por un fragoso paisaje en el que se puede contemplar el río en su más auténtica condición de tajo porque discurre por un hondo desfiladero por cuyo fondo corren espumeantes las aguas entre rocas tajadas durante milenios sin espacio para carretera o senda en sus márgenes. Desde arriba se contempla cómodamente entre pinos el soberbio espectáculo del río .Aguas arriba hay unas salinas frente al mítico Hundido de Armallones, al otro lado del río, sin puente ni vado alguno. Layna Serrano cuenta que en los años 40 cruzó en un cajón suspendido de un cable, a manera de transbordador aéreo manual. La carretera de Ocentejo bordea una barrancada por cuyo fondo brama la corriente, que por allí salta como un torrente entre peñascos. La virtud del paraje es que el cauce del río casi se contempla desde el coche, y pocos hay que se resistan a la tentación de arrojar piedras al cauce, aunque no lleguen. La carretera de Ocentejo cruza el Tajo por Valtablado sobre un alto puente de dos ojos desde el cual se ven en la corriente, ya remansada, las truchas, que parecen volar más que nadar en las profundas y transparentes aguas. El río ya no es de abruptas y rocosas márgenes como hasta allí, e incluso ofrece a la derecha una pequeña playa en una breve pradera, donde nunca falta en el buen tiempo los fines de semana, alguna familia con el coche al lado disfrutando de la serenidad y belleza del paisaje mientras los nños juegan o se bañan. Es un lugar propicio para lanzar el anzuelo desde el puente y observar desde arriba cuándo la trucha pica, y todo ello con la tranquilidad de que se está a la vista de Valtablado. Los que no se detienen en el puente siguen entre densos pinares por una sinuosa carretera hacia Arbeteta con la sorpresa de un espectacular castillo roquero adaptado al borde de una roca que avanza sobre el abismo en una estrechura del barranco. Sólo por admirar el castillo merece la pena el viaje, que en Arbeteta ofrece además el aliciente de una singular veleta con figura de guerrero, casi de tamaño real, que la leyenda presenta como el famoso Mambrú que se fue a la guerra, enamorado de una joven representada también por una veleta en lo alto de la torre de la iglesia del cercano Escamilla.