Universidad

08/02/2016 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

En antes y un después en la historia de la capital provincial supondrá la ampliación del campus universitario de Guadalajara con nuevas titulaciones impartiéndose en reformadas dependencias del centro de la ciudad. Anunciada la decisión, y con una buena escenografía de las que recuerdan tiempos pasados que deseamos para el futuro, falta la ejecución, para lo que administraciones de distinto color deben trabajar en equipo. El miércoles visitaron juntos las instalaciones de Las Cristinas y se mostraron satisfechos y optimistas Además hay dos millones de euros presupuestados ya para la compra a Defensa de estos terrenos. Barreda apostó en su día por una universidad en la periferia y Román que la quería en el centro terminó accediendo porque no dejaba de ser un buen proyecto para la ciudad. Llegó después la crisis y un cambio de Gobierno regional y éste con el Ayuntamiento y la propia Universidad cambiaron el criterio para ubicarla en el corazón de la urbe. Román siempre peleó por este proyecto, aunque también hay que decir que firmaron el protocolo en los últimos instantes del anterior mandato. Por fortuna la idea era la mejor y el actual presidente recoge el testigo, aunque sin olvidar la zona en la que fijó los ojos su antecesor socialista en el cargo, algo también positivo para Guadalajara, pues supondría el desarrollo de una zona bien comunicada a la que pueden llegar nuevos negocios y prosperidad. De momento lo del Ruiseñor es sólo una declaración de voluntades, el futuro campus, mucho más.
El proyecto se anuncia al inicio de los gobiernos de Page y Román, por lo que no habrá excusa que pudiera justificar incumplimientos. Saben que el tiempo será su juez. Por lo pronto los ciudadanos debemos confiar en sus palabras y declaraciones e ilusionarnos con un futuro mejor tanto para nosotros como, sobre todo, para las generaciones venideras. Ese alcance de miras, la Guadalajara de dentro de veinte, cuarenta o cien años, es lo que debería regir la acción de gobierno de cualquier gestor. Para entonces no sabemos si gobernará la derecha o la izquierda, pero sí que habrá una universidad que enriquezca la vida cultural, social y económica. Por ello todo esto ha de convertirse en un proyecto compartido y común más allá de las siglas e intereses de partido.