De oye taza

08/02/2016 - 23:00 Pedro Toledo

Díme - Oye Taza
- Dime Pedro ¿qué puedo hacer por ti?
- Taza, no creo que me lleve mucho, pero ¿me puedes leer la Nueva Alcarria?
- Dime Pedro ¿qué edición quieres, lunes o viernes? - Taza, viernes, la columna de Emilio Fernández Galiano.
- Pedro, dice así: “Breve entremés político. ACTO I: En la reciente apertura de la XI legislatura española desde la Constitución de 1978, el oficial del Cuerpo de Policía Nacional…”
Prosiguiendo hasta terminar con el excelente artículo de Don Emilio, para a continuación escuchar el de Don Javier del Castillo o el de Don Pedro Villaverde (padre o hijo, que tanto monta). Todos ellos leídos por los propios autores y escuchados con música ambiente, adecuada a la temática del artículo en sí. Con el añadido de que son escuchados interactuando con la propia taza de mi retrete. La cuál, está completamente automatizada, con lo que además de darle el uso que todos conocemos, se encarga de higienizar con sumo cuidado, esmero y delicadeza la zona empleada una vez “se ha despachado el trámite”.
No, no estamos en el año 2035, esto podría ocurrir hoy mismo, estos sanitarios, ya se está instalando en Japón. Si bien es cierto, qué si lo que quisiéramos poner en nuestra casa, el precio de la “taza” hoy en día, no permitiría el “relaxing cup of café con leche” necesario e imprescindible para un feliz cumplimiento de su uso principal, por mucho All-Bran que hubiéramos tomado y muchos apretones que echáramos al asunto.
Pero hemos de suponer que el desorbitado precio, poco a poco y a corto plaza, se amoldará a cualquiera de nuestros bolsillos. Con lo que todos podremos “disfrutar” de esos momentos en la intimidad a la vez que escuchamos de mi propia voz estas Crónicas de un Padawan o en su defecto las últimas andanzas de Christina Grey por boca de Anastasia Steele (aunque quizá dicha narración sea más adecuada para otros momentos).
Y es que la robotización de la vida cotidiana, va a suponer una nueva revolución industrial, que ahora ni siquiera atisbamos. Otro ejemplo, el día 1 de febrero, también en Japón, comenzó a operar en prácticas una fábrica de lechugas (si fábrica).
Ocupa solo 4.400 metros cuadrados; desde ese día y con el sistema de agricultora vertical en interior (una gran nave, con cientos de estanterías e iluminación led), está produciendo 30.000 lechugas al día. Cantidad que se irá incrementando hasta que alcance su máxima producción en verano de 2.017, cuando producirá medio millón de lechugas al día.
Personal empleado en toda la fábrica: 4 PERSONAS 4. Supongo que mucha gente dirá que esas lechugas no tendrán el mismo sabor que las de mi pueblo. Seguramente tenga razón, pero tampoco saben igual los yogures de marca blanca y al final la gente los compra, que remedio. Cuesta poco imaginar, que cuando se empieza por las lechugas, se continúa por los tomates, pepinos, zanahorias etc. y se termina por cerrar los invernaderos de Almería.
Y es que, ya lo decía Antonio Molina, “el futuro es muy oscuro, que el futuro es muy oscuro, ayyyyy trabajando…” sin más, porque trabajo trabajo, lo que se dice trabajo….
Que la fuerza os acompañe.