La desesperación de una madre

15/04/2014 - 23:00 María Ángeles Jiménez

Verá, Sr. ministro, la verdad es que me dirijo a Ud. con el total y absoluto convencimiento de que no me va a servir para nada, pero no puedo dejar de hacerlo ante tanta injusticia cultural y tantas tropelías como se están cometiendo. Mi caso no es mas que otro de tantos miles de casos como hay actualmente en España, y supongo que cada madre llevará su ”pena” de una manera o de otra, pero como es normal para cada uno su caso es el que le preocupa, desespera, inquieta, se siente impotente, le quita el sueño y bueno así podría seguir hasta el final de la carta. Imagino que cada uno lo llevará de una forma o de otra y en mi caso concreto, no puedo dejar de dirigirme a quien haga falta, aunque repito sé que es para nada, porque no puedo permanecer impasible, me niego, por lo menos intenraré luchar hasta que tenga fuerzas.
Tengo un hijo de 31 años, licenciado en Historia, con un Máster en Patrimonio y actualmente está cursando Técnico Universitario en Virtualización de Patrimonio, esto último lo imparte la Universidad de Alicante aunque él lo está haciendo online. Cuando presentó el trabajo final de Máster, su tutor se quedó perplejo ante éste, le dijo ( tengo el correo que le envió ) que en toda su vida profesional había visto ningún trabajo de tal envergadura, fijese hasta que punto fue así que hizo todo lo posible para que este trabajo fuese publicado en una revista que edita la Diputación de Castellón. Asimismo lo puso en contacto y le hizo llevar una copia de este trabajo a la directora de Arqueología de la Comunidad Valenciana. No ha servido para nada, por eso lo que le decía al principìo de mi carta, pero por lo menos este hombre supo valorar el trabajo de un chico que se había dejado tantas y tantas horas en ello, y de verdad le aseguro que este Sr me ha dicho que no se quita a mi hijo de la cabeza, que es un verdadero drama que una persona tan preparada y manejando las últimas tecnologías, esté en casa muriéndose de asco y entrando en una depresión que a mí como madre no me deja indiferente.
Cuando empezó este último curso (Virtualización Patrimonio) yo le dije que si él pensaba que le serviría para abrirle alguna puerta, pues que adelante, por supuesto nosotros los padres, hemos tenido que correr con los casi 1.000 € de matrícula porque no le fue concedida la beca, y con miles de sacrificios y quitándolo de otros sitios, hicimos frente a este pago, a sabiendas de que no le va a servir para nada, pero naturalmente él es lo bastante inteligente como para darse cuenta, es decir, no le voy a decir además que para qué va a estudiar más, si no merece la pena. Hace exactamente 2 años y 3 meses que dejó de trabajar en el Museo Arqueológico de Sagunto, donde estuvo con una beca que la Generalitat Valenciana sacó para personas que no habían trabajado hasta esa fecha en nada relacionado con su carrera.
Allí estuvo 6 meses, y puedo decirle que el día que se despidió porque se le acabó el contrato, la directora del Museo lloraba de impotencia de no poder hacer nada para que continuase con ellos, porque estaban encantados con él. En fin, por supuesto Ud. pensará, no sin cierta razón, que una madre que va a decir, pero ahí están las personas a las que me estoy refiriendo que pueden dar fe de que lo que estoy diciendo es así. Como me estoy extendiendo demasiado y además tengo que contarle también la historia de mi hija, voy a dejar este tema aquí. Tengo una hija de 25 años, diplomada en Turismo y licenciada en Publicidad, que nada más acabar esta última carrera en Alicante, se marchó fuera de España, (ella es mucho más atrevida que su hermano), concretamente a Brighton, aunque anteriormente había ya estado dos veces trabajando en Londres.
En Brighton ha estado trabajando desde julio de 2013 hasta enero de 2014 en una cafetería, haciendo muchas horas, de lunes a viernes y en otra los sábados y domingos. Le puedo asegurar que ha limpiado muchas mesas y fregado muchos platos, pero por fin, le ha llegado una oportunidad mejor y ha conseguido un buen trabajo, aunque no está relacionado con ninguna de las dos carreras que tiene, pero es un trabajo de más cualificación y mucho mejor pagado. Para conseguirlo tuvo que superar dos entrevistas de 3 horas cada una hablando en español, inglés e italiano y por supuesto compitiendo con un montón de gente igualmente bien preparada como ella. No sé si Ud. es consciente, yo e de la cantidad de ”talentos” que se nos han ido del país, mi hija allí ha conocido todo tipo de gente, ingenieros, licenciados, médicos, músicos, en fin sería muy largo de enumerar, todos ellos con mucho, mucho talento.
De verdad le digo que esto es un verdadero Drama. Es un drama para la gente que se va porque no es llegar y conseguir el trabajo de tu vida, hay que pasar muchas ‘penurias’ anteriormente a eso, es un drama para los padres que ven como sus hijos se les van a miles de kilómetros de distancia, y por supuesto no son los típicos niños que sus papás pueden ir a verlos cuando se les antoje, porque posiblemente tengan que estar mucho tiempo ahorrando para pagarse ese billete, pero además es un verdadero drama para el país, que se está quedando sin personas preparadas, cualificadas, grandes personas, una juventud maravillosa que ya no vuelve y si vuelve es de visita o en otras circunstancias. Bueno Sr. Wert, yo por lo menos me he desahogado.
Ahora es cuando Ud. dirá ¿y que quiere que haga yo? o ¿pero esta señora que me está contando? Pues mire solo estoy contando mi historia, para que Ud. ahora nada más que acabe de leer mi carta, eso en el supuesto de que con mucha suerte la lea, porque tengo muchas muchas dudas de que esta carta se la entreguen a Ud., pues eso, que la rompa y la tire a la papelera porque estoy segura de que otra cosa no harán con tantas y tantas cartas que recibirán como la mía.
Menos mal que Uds. dicen que ya se va viendo la luz al final del túnel, pero como muy bien oí hace unos días en no sé que sitio, si radio o televisión, los que dicen eso es porque nunca han estado en el túnel, y eso es totalmente cierto. Le ruego me disculpe si en algún momento le he podido molestar, pero a mi también me molesta ver a mi hijo con 31 años en mi casa y con depresión y a mi hija tenerla a muchos kilómetros.
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