Dimita señor Fogué

21/06/2015 - 23:00 M.Martínez

Esta carta iba dirigida a la coordinadora de Educación de los Servicios Periféricos de Guadalajara, Violeta de Miguel, para pedirle que rectificara en su decisión de nombrar de forma unilateral a Juan Fogué Vega como nuevo director del Colegio Cardenal Mendoza, saltándose a la torera a profesores interesados del propio centro. Digo iba, porque sabiendo lo que me va a contestar, prefiero dedicar la oportunidad que me brinda desde estas páginas para explicar a los lectores lo que Violeta de Miguel entiende por ese “noble ejercicio de la política” y “el servicio a los ciudadanos”, términos a los que reiteradamente se refirió la presidenta provincial de su partido, Ana Guarinos, en la sesión de investidura del Ayuntamiento de Guadalajara el pasado día 13.
Ya que ella, Violeta de Miguel, no piensa rectificar, y así se lo dijo a los padres del colegio cuando se reunió con ellos, me permito pedirle al designado Juan Fogué, hasta ahora su asesor, que dimita, porque tan mal me parece la actitud de De Miguel como la de quien se beneficia de ella. Ante la petición de explicaciones por parte de los padres, la coordinadora (en funciones, por cierto), apoyó su decisión con el argumento de que no había profesores del propio centro interesados en asumir la función de director. Y cuando este extremo fue desmentido por uno de sus inspectores, al que hizo llamar expresamente ante los padres, la coordinadora siguió en sus trece y dijo que, a pesar de todo, no daría marcha atrás. La decisión estaba tomada.
Es cierto que ninguno de los profesores presentó candidatura en los plazos estipulados, porque ninguno reunía los requisitos que se piden inicialmente, pero también es cierto que ante situaciones similares, antes de que la Administración designe a un nuevo director existe una comunicación con el colegio para barajar posibilidades. Este paso no ha existido. No ha habido ningún tipo de comunicación ni con el claustro de profesores, ni con los padres, partes interesadas y afectadas en todo este proceso. Juan Fogué, el que será, si nadie lo remedia, nuevo director, no reúne tampoco los requisitos que se establecen para este cargo. Por eso, ante igualdad de condiciones, es lógico pensar que quién mejor para dirigir el colegio que un profesor que lleva años trabajando en él, que lo conoce, que sabe sus necesidades…
En conclusión, la decisión de Violeta de Miguel no se puede entender si no es desde el punto de vista del interés personal por dejar “colocados” a sus asesores antes de dejar el cargo de coordinadora de Educación. Por mucho que la Consejería de Educación deba designar a los directores cuando no hay candidatos y esto sea una práctica legal y/o habitual, no se puede confundir esto con lo que ha pasado en el caso del Cardenal Mendoza. Ha sido una decisión totalmente arbitraria, sin contar con profesores, padres ni con los propios inspectores de educación. ¿Eso es velar por el bien común, estar al servicio de los ciudadanos como deben hacer los que nos gobiernan? Yo creo que no. Si la responsable de este desaguisado no es capaz de rectificar, Juan Fogué sea usted valiente y, por ética, dimita por favor.