Cómo vivió, cómo no murió

25/09/2015 - 23:00 Juan Antonio Sánchez

Si alguien ha visto la película El Ultimo Samurai (protagonizada por Tom Cruise) posiblemente recordará la escena en la que el emperador Meiji, consciente del atropello que ha cometido arrasando militarmente y matando a uno de los que en el pasado fue el símbolo de los valores y la tradición japonesa, pregunta y se interesa por la muerte de este, por la muerte del Samurai Katsumoto. La pregunta se la hace al que fue uno de sus lugartenientes en la batalla y que compartió con él sus últimos momentos. La respuesta al emperador es de lo mas elocuente: “Le contaré cómo murió, pero sobre todo le hablaré de cómo vivió ”.
En España, se sacrifican diariamente en los mataderos cerca de 2 millones de animales entre pollos, corderos, terneras,…Otros 30 millones al año son abatidos en las distintas actividades cinegéticas, diez millones anualmente son atropellados en las carreteras y 37 millones mueren al año en las distintas explotaciones ganaderas por causas naturales aunque muy relacionadas con las condiciones de hacinamiento y productividad en las que viven… Sin olvidar los 40 kilos de pescado que cada español consumimos al año y que difícilmente puedo traducir a número de animales por no tener la más mínima idea de cuanto pesa de media el pescadito que nos comemos…( ¡Aquí tenemos el bonito del norte y el boquerón del sur!) Nadie cuestiona que es así.
Nadie cuestiona la necesidad de la mayoría de estas muertes, y nadie niega lo absolutamente necesarias que son para que la humanidad siga perviviendo…al menos hasta que alguien desarrolle de una forma definitiva y rentable la hamburguesa o el jurel de laboratorio; vete a saber de qué origen,… animal, vegetal o mineral. Vivimos en tiempos de un cinismo fuera de toda lógica donde lo que prevalece es el interés y el beneficio personal, aunque para ello tengamos que aprobar y apoyar las opiniones más populares. Eso de puertas hacia fuera, porque hacia dentro nos espera un buen asado de cordero lechal o una buena lubina a la espalda sin importarnos demasiado si al primero le dieron matarile con tan solo 21 días o si la lubina sufrió durante más de dos horas con un anzuelo en la boca hasta morir asfixiada.
Pongo ejemplos más concretos:Los políticos: Aprueban una Ley de Bienestar Animal para evitar en la medida de lo posible el maltrato de los animales, pero resulta que dejan fuera de esta Ley todos los sacrificios que tengan origen religioso. Resultado, mataderos musulmanes con corderos degollados muriendo lentamente. Eso sí, mirando a la Meca. Increíble, ¿verdad? ¿No es políticamente correcto? No quiero juzgar ni mucho menos las políticas de integración para que los que aquí vienen sean uno más pero de ahí a consentir estas cosas... Aquí también me surge una pregunta: ¿Por qué el Ayuntamiento de Guadalajara subvenciona la actuación de Bustamente y no la de Iván Fandiño? Gratis ver al primero, cincuenta euros si querías ver al segundo.
Las familias: educamos a nuestros hijos contra ciertas prácticas de maltrato animal (léase corridas de toros) y sin embargo fomentamos con ellos otras muchas quizás más brutales. ¿Alguien explica a los niños que las galletitas que come su perro contienen también animales?; ¿Les explicamos que esas porciones con forma de estrella o de luna son trozos camuflados de algún animal? Animalistas: No los he visto frente a ningún matadero musulmán, ni frente a una granja de gallinas, ni en la salida de los Sanfermines,…Quizás no sea políticamente tan correcto o quizás será porque los Navarros no se van a andar con chiquitas si alguien les intenta aguar la fiesta. Quizás, como defensores de los animales debería preocuparnos más cómo viven que cómo mueren.
No podemos oponernos al progreso, pero tampoco debemos renegar del pasado y de nuestra cultura. Sí, cultura. Porque hablamos de cultura gastronómica y nadie se escandaliza, incluso se fomenta; y mucha de esta cultura implica matar una ternera o un cerdo con 10 meses, un pollo con 42 días de vida, o un cordero o un cochinillo con tan solo 21 días de existencia. Y aquí no nos importa cómo murió; y mucho menos cómo vivió. No seamos cínicos. Por supuesto que hay que evolucionar pero eso no significa que haya que prohibir. Rompesuelas, el toro de la Vega de Tordesillas, tuvo una buena y larga vida, única en el reino animal; y esa buena vida es incompatible con otro tipo de muerte (esa en la que todos los medios de comunicación se recrean). Eso es así, nos guste o no. Que cada uno elija, incluso para sí mismo que es lo que más desea.
Tordesillas debe mantener y luchar por su tradición, su diferencia, su esencia,…su cultura; pero debe adaptarse o desaparecerá. Evolucionemos hacia una mejor lidia, menos cruel, regulando de forma más estricta este torneo, permitiendo sólo la actuación de lanceros capacitados, dando más oportunidades al toro y facilitando una muerte más digna a un bello animal que corremos el riesgo de hacer desaparecer por el cinismo de todos. Por favor, de Rompesuelas, cuenten cómo fue su vida.