El futuro de la comarca de Zorita

07/09/2014 - 23:00 Redacción

El 1 de abril de 2006 no solo se produjo el apagón de la primera central nuclear de España por la que se había apostado como energía puntera en 1968 generando riqueza, bienestar y empleo a una amplia zona de la provincia. Con el desenganche se inició un proceso de desmantelamiento histórico para España por su carácter pionero y que todavía crea trabajo. Pero, sobre todo, lo que en aquella fecha se abrió fue una interrogante todavía sin responder. ¿Qué será del futuro de los terrenos que en 2017 quedarán como si nunca hubiese existido una central nuclear sobre ellos? y por ende ¿qué futuro espera a la comarca y a los lugareños después de tantos años de ‘vacas gordas’? No se sabe, no se contesta. En la zona se expande la preocupación y la incertidumbre por desconocer si se suplirá de alguna manera la ausencia de la central dentro de tan solo un par de años. Los malos presagios aumentan ante el dato objetivo del incumplimiento del llamado Pacto por el Desarrollo de Zorita que se aprobó con gran consenso político, empresarial y sindical, fijando que se invertirían 25 millones en 2015, de los que no se ha visto ni un euro.
Tampoco se volvió a saber de aquella petición de autorización para construir una central de ciclo combinado o del informe de viabilidad para la instalación de dos reactores. Todo parece estar en el baúl de los recuerdos, en el limbo de los sueños, de las esperanzas frustradas. A fecha de hoy no existe proyecto alguno, tan solo estudios. Además, no hay compromiso político, tan solo esa Mesa de Alternativas a Zorita constituida por los alcaldes de Almonacid, Pastrana y Yebra para plantear soluciones que no están en sus manos y que deben venir de los gobiernos nacional y regional, y en clave industrial. Hay que facilitar la instalación de empresas en estos terrenos que ya tienen la calificación de industriales. Un precedente que se ha dado en Francia es la construcción de otra nueva central en ese terreno, por algo será. No debe quedar esto en el cajón en el que está el tan necesario pacto nacional por la energía, mientras seguimos importando a otros países.