Una simbiosis que hay que apoyar

Estamos acostumbrados a oír hablar de las mujeres que viven en las grandes ciudades, que tienen una brillante carrera laboral y alcanzan puestos importantes, pero a menudo suelen quedar olvidadas esas mujeres que residen en los pueblos –que con la crisis son cada vez más– y que no desarrollan un trabajo con tanta repercusión como las otras, pero que es fundamental en su familia, en su municipio y, en general, en el entorno rural en el que vive. En 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Internacional de la Mujer Rural el 15 de octubre. Es un reconocimiento a un colectivo que en Guadalajara representa el 19 por ciento de la población femenina de la provincia, unas 50.000, que viven en municipios con menos de 10.000 habitantes, que en nuestro provincia son la mayoría, y en algunos casos en localidades dispersas. Precisamente es a estas zonas a las que están llegando en los últimos años nuevas vecinas que están haciendo variar ligeramente el perfil de la mujer rural. No son solo mujeres mayores de 55 años que siempre han vivido en el pueblo, donde han formado su familia, sino también, otras más jóvenes que han decidido apostar por una vida marcada por la calidad y la tranquilidad que confieren las zonas rurales y donde, además, han decido emprender su propio negocio, con la ayuda, en ocasiones, de las administraciones.

Así contribuyen a fijar población, crear empleo y potenciar el desarrollo económico, pero no hay que olvidar que todo ello no es posible si los pueblos, por muy alejados que estén, no cuentan con las infraestructuras –sanitarias, educativas, de telecomunicaciones y viarias– necesarias para poder vivir en las condiciones más similares posibles a los de la capital; y no disponen de los recursos necesarios para conciliar la vida laboral y familiar. Desde el Gobierno regional están apostando por el medio rural y las mujeres. El Ministerio de Sanidad ha anunciado la puesta en marcha de un Plan de Acción que, entre otras medidas, impulsará la creación de Cooperativas de Mujeres y los planes de igualdad. Es necesario que las administraciones se impliquen y no olviden que el mundo rural y las mujeres son fundamentales e imprescindibles.