Adiós a Carlos Santiesteban

En la tarde de este miércoles conocimos la triste noticia de la desaparición de uno de los artistas más relevantes de los que ha gozado la cultura de Guadalajara a lo largo de su historia. “enamorado de la vida y de la belleza” como al mismo le gustaba decir, su huella quedará grabada para la eternidad en una pequeña capital de provincia en la que él encontraba sus raíces, el recuerdo de sus personas más queridas, buenas amistades y un lugar donde se sentía cómodo. Viajó, conoció mundo, vivió en lugares más grandes, de mentes más abiertas y tal vez más ajustada a su carácter bohemio, a sus gustos y formas de entender la vida, pero siempre volvía a su Guadalajara para compartir charla y un buen vino con sus gentes, para quedarse. Su extraordinaria sensibilidad, la influencia en su arte de la ciudad de Sevilla de donde era su abuelo, su permanente mirada hacia el interior de las cosas y de sí mismo, su atracción por la luz y los colores, su madurez alcanzada con los sinsabores de una vida difícil, hizo de su pintura algo único y distinto, calificativos también apropiados a su personalidad. Aunque pasará a la posterioridad como pintor fue relevante su trabajo también en escenografías para compañías de danza, teatro y cine. Su biografía, su obra, las distinciones recibidas reflejan una vida larga, prolífica y de éxito que coronó con la exposición en el Palacio del Infantado el pasado septiembre en la que manifestó a este periódico su felicidad por haber expuesto para todos los vecinos de la ciudad. Fue su despedida y él lo sabía. Hablaba de una ‘avanzadísima’ vida y presentía un final que no deseaba pero aceptaba. En las palabras de su última entrevista a este periódico había melancolía, nostalgia, pasión por la vida y el arte, resignación ante la enfermedad que le debilitaba. Genio y figura. Su obra, que hoy se puede ver en el Ayuntamiento, la Diputación o el Casino Principal y que pronto se disfrutará en su casa donada para museo, es el mejor legado para la posteridad de este Hijo Predilecto de Guadalajara que se ganó el derecho la inmortalidad de la que gozan los escogidos. Descanse en paz.