El reconocimiento a Antorcha

29/03/2015 - 23:00 Redacción

En el sesenta aniversario de la fundación de la asociación artística Antorcha, en sus primeros tiempos denominada Agrupación Artística ‘Antorcha’, Teatro de Ensayo y Cámara, el Ayuntamiento de Guadalajara ha querido honrar la memoria de lo que supuso para Guadalajara este movimiento cultural en momentos de escasa actividad descubriendo un monolito con su nombre en una plaza de la ciudad. Está bien recordar a los jóvenes que un grupo de entusiastas aficionados al teatro, con gran ambición, no tuvieron miedo a interpretar sobre los escenarios, principalmente del Teatro Liceo y el Coliseo Luengo, hoy ya desaparecidos, las obras más importantes del panorama. Lo hacían con gente que amaba las tablas, auténticos autodidactas y con el aplauso del público. Muchos no pasaron de dedicar una parte de su tiempo a una bonita expresión de arte, para otros supuso su inicio profesional. Las representaciones constituían un éxito, y aunque en su gran mayoría se realizaban en nuestra capital, también se extendieron por la provincia. Hombres y mujeres empezaron a trabajar juntos en proyectos teatrales, algo rompedor en aquel lejano 1954, gracias a Antorcha. Hasta entonces sus escarceos los hacían por separado. Fue transgresora, valiente y ambiciosa la apuesta de Antorcha que supo contactar y ganarse el apoyo del dramaturgo Antonio Buero Vallejo y representar cada vez títulos más complejos. Capitalizaron durante décadas la vida teatral gracias al altruismo y dinamismo de sus fundadores y de algunos otros responsables. Gracias a ellos, todavía hoy algunos almas-mater de la asociación, no se ha apagado aún la llama de esa antorcha que sigue impulsando algunas iniciativas. La falta de relevo generacional ha sido y es su peor problema. Necesita gente joven con la misma ilusión, fortaleza, capacidad de entusiasmar y de hacer soñar que sus impulsores y mantenedores. Tiene Antorcha un gran historial y todo el reconocimiento institucional y ciudadano. Solo, y no es poco, es necesario reavivar el fuego, apostar por el teatro. Quien recogiese este guante seguro tendría el consejo de los que quedan y un apoyo público y privado mayor que el de aquellos arriesgados jóvenes. Que alguien se anime. Merece la pena intentarlo.