Las Salinas de Imón, también protagonistas de los cursos de otoño de la UAH

02/10/2012 - 16:01 Redacción

La conveniencia de proteger el conjunto de las salinas, así como la forma más apropiada para hacerlo, sentando las bases del futuro Plan Director, será el objeto de uno de los cursos de extensión universitaria que ha programado la Universidad de Alcalá de Henares para este otoño. Contará con la dirección técnica de Katia Hueso, presidenta de la Asociación de Amigos de las Salinas de Interior, de Jesús Carrasco, representante de la Asociación Castellano-manchega de Sociología y de Angeles Layuno, profesora de la Universidad de Alcalá de Henares.

Entre los docentes del curso habrá una doble representación seguntina. Amparo Donderis, la archivera municipal, será la responsable de darle al alumnado una visión sobre la moderna historia de las salinas. El profesor Julio Alvarez empleará su doble condición de profesor en la UAH y seguntino para ejercer de anfitrión en la excursión al paraje que servirá para concluir el curso. El perfil de los alumnos es heterogéneo. Es apto para estudiantes o licenciados en arquitectura, historia del arte, patrimonio, biología, geografía o turismo, para profesionales de estas ramas, así como agentes sociales, de desarrollo local, empresarios propietarios de salinas, gestores de las administraciones públicas, y todas aquellas personas interesadas por la salvaguarda del patrimonio y el paisaje rural.

El curso consta de treinta horas lectivas que serán impartidas en las instalaciones de la UAH en Alcalá de Henares. El precio del curso completo es de 80 euros, 65 para los alumnos universitarios. La matrícula permanecerá abierta hasta el día antes del comienzo de las clases, previsto para el próximo día 17 de octubre. Los interesados pueden contactar con la secretaría del centro para formalizar su matriculación en los teléfonos  91 885 4157 / 4693 / 4090. La concejala de Cultura de Sigüenza, Sonsoles Arcones, afirma que “desde el punto de vista del Ayuntamiento es importante que se celebre este curso en Alcalá de Henares, ya que es una forma más, y muy interesante por estar también relacionada con la docencia y la vida universitaria, de que se conozca nuestra comarca en general y las Salinas de Imón en particular, que son patrimonio y tienen la consideración de Bien de Interés Cultural”

Los parajes de la cuenca del Salado (*)

El Río Salado hace honor a su nombre, no por sus aguas, que no llegan a ser saladas salvo quizá ligeramente en pleno estiaje, sino por el carácter de su valle y sus salinas. Sin duda se llama también así por contraposición con el vecino Río Dulce, el otro afluente importante del Henares en cabecera, uno por la izquierda y el otro, que nos ocupa hoy, por la derecha. El valle del Salado, que hace honor a su nombre en Imón, en Santamera, en La Riba, en Rienda... Saladares y salinas que proporcionaron riqueza a un amplio territorio en aquellos momentos del pasado en los que la producción de sal a semejante distancia de la costa era una actividad, no ya de importancia económica, sino hasta estratégica, a la que concurrirían reyes, iglesia y nobleza. Hasta el punto de que la explicación de una parte importante de la historia de estas tierras altas, a caballo entre las dos Castillas, no puede entenderse sin este conjunto de explotaciones salineras: a ellas debemos en buena medida, por ejemplo, los grandes monumentos históricos de la diócesis de Sigüenza, empezando por la Catedral.

Pero el valle del Salado es mucho más que las salinas que le dan nombre y por las que se lo conoce. Enclavado en un territorio híbrido, en el punto de unión entre el Sistema Ibérico y el Sistema Central, hereda características de ambos configurándose en un entorno de media montaña por su posición entre grandes cordilleras. Además, el alto valle del Henares, y dentro de él el del río Salado, es el  punto de conexión entre la llanura manchega, es decir, entre la cuenca del Tajo a través del propio Henares y de La Alcarria -que no es más que la prolongación nororiental de La Mancha-, y el valle del Ebro, a través de la cuenca del Jalón: el resultado es que a los elementos de montaña centroibérica se añadirán rasgos propios de tierras más bajas, híbridos entre la gran Meseta sur y los territorios geográfica y culturalmente aragoneses. Montes y majadas, prados y valles. Tierras calcáreas y silíceas. Paisajes extensos, ora alomados, ora abruptos. Cereales, que vienen de la Mancha y de Aragón. Pastos y el uso pecuario, tan castellanos viejos y tan ibéricos. Y enmarcada en el paisaje modelado por el uso del territorio, la historia. Magníficos castillos, en La Riba, en Palazuelos; torreones, en Tordelrábano, en Séñigo; ermitas prodigiosas, como la de Carabias y otras menores en muchos otros pueblos, iglesias, recintos amurallados, como en Palazuelos, y en el centro de todo, las salinas, ese monumento a la industria ancestral, al uso práctico de las profundidades de la tierra.