Amarga derrota

26/05/2015 - 23:00 Javier del Castillo

Complicada noche electoral para María Dolores Cospedal, en su doble condición de presidenta autonómica y de secretaria general del Partido Popular. Noche toledana. No consigue los 17 escaños que le otorgarían la mayoría suficiente en Castilla-La Mancha y encima el PP pierde su hegemonía en buena parte del país, incluidos los territorios y ciudades donde hasta ahora conseguía mayorías absolutas. Se abre un nuevo ciclo, un cambio profundo en la vida política española. Empieza una nueva etapa, donde los pactos de la izquierda pueden servir para desalojar al actual partido del Gobierno de feudos que parecían inexpugnables. Incluso de otros a los que había accedido en las elecciones de hace cuatro años, como Extremadura y Castilla-La Mancha. Pero las desgracias nunca vienen solas. El voto de castigo al Partido Socialista en el 2011 se ha repetido cuatro años después con el Partido Popular. Con una diferencia, no existían ni Podemos ni Ciudadanos esperando con el cazo. A pesar de su reiteradas alusiones a la recuperación económica, a pesar de su insistencia en destacar los riesgos del populismos de los partidos emergente – Podemos y Ciudadanos - y a pesar de pregonar su experiencia en la tarea de gobernar, los ciudadanos han mirado para otro lado. Especialmente, para la izquierda. Mientras tanto, los dirigentes del PP seguían parados, como ensimismados en su complacencia. Horas antes de finalizar el recuento de votos en las trece comunidades autónomas donde se celebraron ayer elecciones, dos cosas quedaban ya meridianamente claras en la redacción: la victoria del Partido Popular en número de votos, aunque fueran insuficientes para formar gobierno, y la desgracia evidente de no poder formar mayorías estables en la mitad de las comunidades que ahora gobiernan. Por lo tanto, una victoria irrelevante para los de Mariano Rajoy. Una victoria amarga para el partido que gobierna España, si los pactos entre el Partido Socialista y Podemos llegan, como parece, a buen puerto. El PP se queda sin mayorías absolutas en feudos tan suyos como Castilla y León o la Comunidad Valenciana. Y en otras plazas importantes necesitarán apoyos de otras formaciones que no suelen ser muy afines para evitar el desahucio. ¿Qué ha pasado en Castilla-La Mancha? Pues lo mismo que ha pasado en Extremadura o en la Comunidad Valenciana. La gente está hoy muy cabreada con Mariano Rajoy, como lo estuvo en su día con Rodríguez Zapatero. Desde el Gobierno del PP creo que no se han sabido explicar bien las medidas de austeridad. Ni tampoco María Dolores Cospedal ha sabido o ha querido esquivar ese malestar muchas veces oculto. Es más, ha aplicado a rajatabla los recortes pensando que los votantes de Castilla-La Mancha de hace cuatro años serían condescendientes con ellos. Pasada la medianoche, seguíamos en la radio sin conocer el resultado definitivo en Castilla-La Mancha. Un puñado de votos dejaban abiertas ciertas esperanzas en el Partido Popular. Nervios, muchos nervios. La victoria de Cospedal no iba a ser suficiente. Ciudadanos, al contrario de Podemos, ha fracasado en nuestra región y lo ha hecho sin atenerse a lo que venían pronosticando las encuestas. El escaño provisional que había conseguido la formación de Albert Rivera a las 22,35 horas de ayer domingo, con el 26,7 de los votos escrutado, se fue después a parar al cesto de Podemos. Nadie le podrá negar a María Dolores de Cospedal el mérito de haber sido la dirigente popular que consiguió desalojar por primera vez al Partido Socialista de su feudo castellano-manchego después de 29 años en el poder. Nadie le podrá decir que no lo ha intentado, pero no ha tenido la continuidad que seguramente ella creía asegurada. Es posible que esta derrota venga acompañada de su relevo al frente de la secretaria general del Partido Popular, pero eso lo tendremos que ver más adelante. Ahora lo importante es saber cómo van a afrontar los socialistas, de la mano de Podemos, el gobierno de nuestra comunidad. Emiliano García-Page conoce perfectamente el terreno que pisa. Y conoce además desde hace tiempo, porque asistió a la famosa cena con Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en casa de José Bono, de qué pie cojean sus más que probables socios en el futuro gobierno en Castilla-La Mancha. Sería bueno que nos contara pronto Emiliano García-Page a todos los ciudadanos de Castilla-La Mancha en qué está dispuesto a ceder y cómo piensa ganarse la confianza de quienes consideran “casta” y “gentuza” a todos aquellos que se dedican a la política desde hace ya mucho tiempo. Pero habrá que darle también a Emiliano su tiempo.