Cinco genios de la ilusión reencarnaron el alma de Houdini en el Buero Vallejo

09/02/2015 - 16:05 D.Pizarro

De ilusión se vive. Y mejor quizás que con los pies en el suelo. Es la sensación que tuvo el numeroso público de la Gala de Magia Internacional que se celebró el sábado en el teatro Buero Vallejo. Cinco genios de la magia, el escapismo y el ilusionismo venidos de nuestro país y de Estados Unidos desplegaron todo su arsenal para demostrar que no todo es lo que parece y, sobre todo, que no hay cosas imposibles. La guinda del pastel la puso el presentador, el televisivo Luis Larrodera, quien compartió aprendizaje de magia con el público. Palomas, fuego, flechas, cuerdas, fregonas, café, cartas... No se trata de un todo a cien, sino de los elementos que convirtieron el teatro Buero Vallejo en todo un espectáculo de magia en la noche del sábado. La Gala de Magia Internacional que cerró el ciclo Por Arte de Magia reunió a las figuras nacionales e internacionales más diestras en este arte oculto para la gran mayoría de los mortales. Con el simpático Luis Larrodera como maestro de ceremonias, la gala hizo soñar a los más escépticos, adentrando al numeroso público en un mundo que no comprendemos pero que nos fascina, aquel en el que lo imposible sucede ante nuestros ojos. El televisivo Yunke rompió el hielo con un juego protagonizado por la espectacularidad, comenzando por los bailes del mago y su acompañante, la música y, cómo no, la fantasía. Acuchilló sin piedad una simple caja de cartón a la que previamente había entrado la mujer, y tal como todos esperaban, ella salió sin un sólo rasguño. Pero ahí no quedó la cosa. Haciendo gala de su buen hacer con el arco, se lanzó a por una diana que protegía a su compañera, que una vez más, evidentemente por arte de magia, no sufrió lo más mínimo. Y no faltó tampoco la colaboración del público. Una niña comprobó en sus propias carnes lo que significa flotar en el aire.
Los magos dejaron boquiabiertos al público que abarrotaba el Buero Vallejo
El ilusionista Guillot Alexander siguió poniendo el listón muy alto. Su manejo de las cartas, con movimientos que parecían sacados de una película a cámara lenta, impidió que el público descubriese de dónde sacaba tantas barajas, de diversos colores, que después de convertían en una especie de confeti. Por su parte, el americano Mike Caveney invitó a los asistentes a un café, no sin antes hacerlo girar y girar sin derramar ni una gota. También se valió de un hombre del público para cortar su chaqueta y, posteriormente, devolvérsela entera. Cuando entró Charly Mag en el escenario lo hizo con palomas y palomas que fueron apareciendo y desapareciendo ante unos ojos que no se lo terminaban de creer. Fuego, humo y colores completaron una sesión que al final se coronó con la transformación de las palomas en peces. El plantel de magos lo completó Tina Lenert, también estadounidense. En uno de sus trucos se vistió de la magia de un cuento de hadas en el que ella era la cenicienta y en el que una simple fregona hacía las veces de hada madrina y de príncipe encantador. Y todo esto bañado por un presentador aspirante a mago que no daba pie con bola en sus trucos. Ello hizo, no obstante, que todos nos sintiéramos un poco como él frente a tanto mago grandioso.