Juan de Castilla sale a hombros de La Isla de Trillo

22/06/2015 - 16:40 Redacción


El novillero colombiano Juan de Castilla cortó dos orejas y salió a hombros del festejo mixto, novillada picada y corrida de rejones, celebrado ayer en Trillo, en el que tanto Filiberto Martínez como el rejoneador Joao Moura, hijo, pasearon un apéndice cada uno, escuchando ambos palmas en su segundo, con petición de oreja. Presidió la corrida la alcaldesa de Trillo, Lorena Alvarez.
El primer novillo fue para Joao Mora jr. El caballero portugués cortó una oreja ante un público “aún un poco frio”, valoraba el rejoneador. El novillo “transmitió poquito, pero creo que he estado a la altura y he matado bien, dándolo todo, como hago siempre en cada plaza”, decía al terminar su faena. El portugués había cortado recientemente una oreja en Las Ventas, “donde me pasó lo mismo que en Trillo, abrí plaza, y creo que eso se notó algo en los trofeos”. El rejoneador sigue luchando para salir a hombros de Madrid. En el segundo, Moura se sintió bien. Su enemigo fue sin duda el más entero de la tarde, “transmitía, pero no ha sido fácil de lidiar, tenía tendencia a ponerse al lado del caballo, y creo, honestamente que le he sacado lo que tenía”, valoraba ayer. Moura escuchó palmas y petición de oreja. El sábado que viene toreará en Badajoz.
A Filiberto Martínez le cayó en suerte un lote complicado. Respetado en Trillo por sus últimas actuaciones, dejó para el recuerdo lo mejor de la tarde, una tanda de naturales excepcionales sobre mano izquierda. “Ha estado fenomenal, también con el capote, la pena el primer pinchazo, que luego ha enderezado con una media estocada muy efectiva”, decía Gonzalo González, su apoderado. Muchos aficionados le preguntaron que para cuándo Madrid. “No hemos creído conveniente ir en el principio de la temporada.
Estamos esperando, a final de año posiblemente, a que llegue la oportunidad buscada”, explicaba el apoderado que lleva con mimo la carrera de su pupilo, porque “Filiberto tiene condiciones, valor, toreo de calidad y afición, sólo le falta un poquito de suerte para cuajar”. El chaval, de Calasparra, Murcia se sintió querido por la afición. Sobre su primer enemigo afirmó que “tuvo nobleza, se ha dejado, pero quizá le ha faltado un poquito de ambición”. Escuchó aviso. En el segundo, el novillero falló a espadas, aunque hizo una excelente faena con la muleta. “El novillo no ha sido fácil, tenía muchas teclas que tocar y ha sido muy exigente estar delante de él, requería mucha firmeza y mucho aguante, confiar en tu muleta y en tu estoque, y creo que no he dejado nada en el tintero. Ha sido una lástima no redondear la tarde en Trillo con una salida a hombros”, decía el murciano que se ve en Madrid en otoño, “cuando pueda ser, porque lo importante es ir un día bueno y bonito, para plantear las cosas bien, que así es como salen bien”, terminaba.
También escuchó aviso en su segundo, que quizá le costó tocar pelo. El gran triunfador de la tarde fue el chaval colombiano Juan de Castilla. Al primer novillo le faltó motor y fuerza, que el de Cali suplió con arrojo. “He querido transmitir a la gente que estaba ahí delante, jugándome la vida en la cara del novillo. Hice todo lo que pude con él, pero no quería pelea, quería irse”, lamentaba, con su primera oreja en la mano. Después de salir a hombros de La Isla al terminar la faena a su segundo, el colombiano afirmó que “hoy me ha tocado sacar agua del pozo seco”.
Sobre el novillo que cerró plaza, afirmó, radiante después del triunfo, que “tenía fuerza, pero se la guardaba toda para él, cuando quería arreaba, había que hacer las cosas bien, muy a tiempo y no dejarse ganar la acción, para sacar algo”.
El colombiano, que se ha formado en parte en la finca Cantinuevo afirmó que “quiere ser figura del toreo y sé que sólo dejándolo todo es como se consigue”. Se lidiaron dos novillos para rejones de Río Grande, y cuatro en lidia ordinaria: dos -segundo y quinto- de El Cotillo y otros tantos -tercero y sexto- de Collado Ruiz, de aceptable presencia.