Prevención desde el entorno familiar

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
Uno de los pilares de la prevención frente a las drogas es la concienciación social. Lo que piensa la masa y a la vez cada individuo en concreto acerca de lo que supone el consumo de esas sustancias en la sociedad. Muchas campañas contra la droga intentan precisamente concienciar a la gente de que son dañinas, de que su uso no es algo que se pueda pasar por alto.
Pero la sensibilización sobre estos riesgos debe ir más allá de las campañas de concienciación de carácter institucional. Sigue creciendo el apego a una drogadicción que, en nuestra cultura, no solo se consiente sino que incluso llega a estimularse. En los años 80 y 90, el consumo de droga se asociaba fundamentalmente a la heroína y a un tipo de consumidor compulsivo, marginal, conflictivo y relacionado con la delincuencia, que generaba inseguridad ciudadana. Actualmente, la heroína representa un papel más residual y está bajando su consumo mientras crece el de cannabis, cocaína, pastillas y, por supuesto, el alcohol. Estas sustancias no producen deterioro físico tan evidente ni la inmediatez en los síntomas como la heroína. El hecho de que los efectos no se visualicen inmediatamente, unido a un perfil del consumidor distinto (más jóvenes e integrados socialmente en el ámbito educativo o laboral) han hecho cambiar la percepción social sobre las drogas y ese es el verdadero problema. Es necesario instrumentalizar medidas de prevención que sean factibles, y también incidir en el entorno educativo y familiar. Los padres no deben hacer dejación para educar en valores y hábitos de vida. Y precisamente para ahondar en esa línea, la Fundación de Ayuda a la Drogadicción desarrolla el programa En Familia. Sólo en Guadalajara 600 padres ya han participado en él. De este modo se acercan a una problemática que sólo se puede atajar desde el entendimiento y la comunicación. Es un nuevo camino en el que queda mucho por recorrer.